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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


martes, 4 de diciembre de 2012

HOMBRES QUE CONSTRUYEN SU MUNDO SOBRE UNA GRAN MENTIRA

    Un diálogo sobre los hombres casados y sus actitudes ante la seducción
   En casa de Wynie Smith, la mesa inundada de pasteles y tazas de café, cinco mujeres continúan enzarzadas en una cuestión farragosa: ¿TE IRÍAS A LA CAMA CON UN HOMBRE CASADO? Olivia N., la última en incorporarse al gineceo, centra el diálogo con la siguiente reflexión:
Olivia: La primera pregunta que deberíamos hacernos es qué pretendemos al enrollarnos con un hombre casado. Obviamente, la respuesta variará si lo que queremos es solo sexo o, por el contrario, tenemos la intención -más o menos oculta- de que el susodicho deje a su mujer por la amante.
Katty: En mi caso, me hubiera gustado que así hubiera sido, pero no ocurrió. Mi relación con el belga estuvo llena de altibajos, de sonrisas seguidas de lágrimas.
Vicky: ¿Llegaste a planteárselo? Hay muchos que dejan a su mujer por la otra.
Katty: No tuve ocasión. Desde el principio me dejó claro que no abandonaría a su familia por nada del mundo.
Toñi: Para que hagan eso necesitan tener muy claro que no van a quedarse solos, y que habrá otra que los acoja, les prepare la comida, les planche las camisas y les tenga la cama caliente cada noche. Los tíos no saben vivir solos. Si encontráis a uno sin pareja es porque aún no ha podido conseguirla. En tu caso, ¿qué pretendes, Wynie?
Wynie: Que se venga a vivir aquí no, desde luego. Y plancharle las camisas, tampoco. No sé planchar, ja, ja. Hacerle la comida no me importaría, porque me encanta cocinar. Y respecto a lo de la cama caliente, encantada. Cuando me arrebujo con Ése entre las sábanas toco el cielo con los diez dedos de mis manos, afirma con una amplia sonrisa dibujada en sus labios.
Olivia: Sí, claro, no lo dudo. Pero lo que Wynie no dice, y la conozco mejor que todas vosotras, es que ella quiere a un hombre en su cama solo cuando no tiene a su hijo. Y no siempre ni al mismo tío, puntualizó. ¿A que no me equivoco?, inquirió directamente a la aludida.
Wynie: No mucho. Acabo de decir que no quiero vivir con nadie. Eso es lo que he tenido durante quince largos años y no pienso repetir la experiencia. La convivencia es corrosiva y dañina.
Katty: Imagínate que Ése EL ANSIA DEL AMOR PROHIBIDO Y ESQUIVO deja a su mujer. ¿Qué tipo de relación estarías dispuesta a mantener con él? ¿Pasarías del resto de tus amantes, profesor de Matemáticas incluido, para dedicarte a él en exclusiva?
Wynie: Si yo tuviera claro que cada fin de semana que mi hijo no estuviera en casa podría disfrutarlo con Ése al completo, te aseguro que sería el único. Ahora hago otros planes porque nunca sé si va a llamarme o si tendré la suerte de encontrármelo en El Maligno.
Olivia: Eso será en caso de que vayas tú a El Maligno. Porque muchas veces quedas con el profe o con cualquier otro de la lista y no te meneas de tu casa. No te lo recrimino, por supuesto. Haces tu vida porque sabes que Ése hace la suya y, si no le viene bien, ni te llama ni se acuerda de que existes. Lo que me parece mal es que aceptes una cita sabiendo que viene a echarte unos cuantos polvos y marcharse. Tú vales mucho y no deberías consentirlo.
Wynie se sonrojó y Toñi saltó de inmediato en su ayuda.
Toñi: ¿Y por qué no? Ella puede y debe, si le gusta, hacer lo mismo que él. Un rato de sexo y luego, adiós. A mi me parece una situación ideal. Ojalá encontrara yo un amante casado. Así tendría claro que se marcharía sin protestar de mi casa. Cuando no tienen compromiso se ponen muy plastas y no encuentran el momento de irse.
Vicky: Si el tipo te gustara especialmente o pensaras que estás enamorada de él, como me ocurre a mi cada vez que me acuesto con uno, te molestaría que se marchara nada más terminar de hacerlo.
Katty: Ése es un problema para Wynie, chicas. Yo también la conozco y sé que le gusta fuera de la cama tanto como dentro, igual que me ocurría a mi con El Belga. Ambos son hombres que, además de darnos buen sexo, nos hacen reír. Una ecuación muy peligrosa, afirma convencida.
Olivia: La hace reír si tiene tiempo. Porque alguna vez ha llegado a su casa, le ha echado el polvo y se ha marchado, casi sin cruzar palabra.
Toñi: Me da la impresión de que eres excesivamente dura con tu amiga. No creo que lo que cuentas haya ocurrido exactamente así.
Wynie: Me atrevo a reconocer que sí, que en alguna ocasión ha sido más o menos así.
Toñi: Bueno, ¿y qué? Tampoco importa. Lo único que importa es que no te haga sufrir.
Katty: No seamos cínicas ni falseemos la realidad para tapar o encubrir el problema. A Wynie le ocurre lo mismo que me pasaba a mí. Ése le gusta mucho y sufre cada vez que sale de su casa. Porque ni en una sola ocasión ha conseguido retenerlo a su lado el tiempo que hubiese querido. Aunque nos duela, es lo que hay. Las mujeres con las que se casaron y les dieron a sus hijos son las que de verdad les importan. Y una amante, por mucho que les guste, siempre será “la otra”. Vicky dijo antes que muchos dejan a su mujer por la otra, pero lamento disentir. En mi opinión, se trata de excepciones contadas. Los hombres son muy cómodos y, por muy mal que lo lleven con las legítimas, no las dejan. Otro gallo les cantaría si, cuando dejan de sentirse atraídos sexualmente por sus esposas, no encontrasen en la calle ni una sola mujer dispuesta a regalarles placer.
Vicky: Ya os lo dije antes. Si queremos tener una relación sincera, sea del tipo que sea, el susodicho en cuestión no podrá ser nunca un hombre casado. Ellos no saben lo que es la sinceridad porque se pasan la vida coqueteando con la mentira. Mienten a sus esposas, a sus amantes, a sus hijos y a quién encarte y la razón es que construyen su mundo encima de una gran mentira. ¡Anda y que les zurzan!, exclama. Deberían quedarse más solos que la una, a ver si así corrigen el vicio de mentir, concluye.

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