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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


sábado, 8 de diciembre de 2012

UN MULATO DE OJOS VERDES Y UN POEMA

Cayó rendida
a las manos expertas que recorrían su anatomía temblorosa,
a la atracción de sus cuerpos imantados
y a las embestidas de la herramienta poderosa...
    No recuerdo haber escrito un poema desde mis años de adolescente y también debo confesar que la poesía no forma parte de mis lecturas habituales. Pero hay días en que una sorprendente inspiración viene a visitarte. No creo, en mi caso, que fuera fortuita. Llegó de la mano de mi amiga Olivia N, junto al relato pormenorizado de su encuentro con un galán procedente del otro lado del Atlántico: un cubano, mulato de ojos verdes, al que conoció recientemente en una sesión de jazz. La aventura dejó a Olivia tan emocionada y a mi tan entusiasmada que, cuando he querido escribirla, me ha salido el siguiente poema.
                                                    
Se dejó llevar por aquella mirada penetrante.
Por el verde de sus ojos gatunos que exploraban su cuerpo y lo llenaban de fuego.
Se dejó llevar por sus manos grandes...
Por los dedos largos que acariciaban el canal de sus pechos.
Se dejó llevar por el rojo de la boca dibujada con maestría en su semblante...
Por los labios susurrantes
que la incitaban a compartir el lecho.
Venció a los recelos de su alma...
Alma atormentada,
vapuleada por amores que se fueron y promesas incumplidas.
Alma cansada de dar sin ser correspondida...
Alma hastiada de palabras sin sentido.
Alma castigada por el anhelo de lo imposible.
Alma rota por el deseo de lo prohibido.
Sucumbió a los recuerdos mezquinos
y a las piedras que se interponían en su camino.
Sucumbió al temor a lo desconocido
y a los dictados de su razón incansable.
Expulsó a las sombras que marcaban su recorrido,
y se abrazó al azar
que quisiera regalarle el destino.
Se fue con él...
A entregarle el primor de su cuerpo desnudo.
Las delicias de sus pechos turgentes.
El sabor de su piel ardiente.
El deleite de sus curvas esculpidas.
La calidez de la flor humedecida.
Y cayó rendida
a las palabras dulces que murmuraban los labios rosados
y a los besos profundos y entregados.
A las manos expertas que recorrían su anatomía temblorosa
a la atracción de sus cuerpos imantados
Y a las embestidas de la herramienta poderosa.
Permitió que se derramara en su interior.
Y, por más que viera revolotear al fantasma de lo efímero,
se dejó arrastrar por las mieles del amor...                                 

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