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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


lunes, 31 de diciembre de 2012

SEXO SIN COMPROMISO

 "¿Te has masturbado alguna vez pensando en mi?"
    El italiano mordisqueaba y chupaba con delirio cada uno de los dedos de los pies de Katty. La espuma cubría sus cuerpos y el agua tibia y perfumada del jacuzzi combinada con la música chill out que inundaba la estancia invitaba al relajo mutuo. SENSUALIDAD PLENA
   Él le pidió que se acercara, la tomó del brazo y la ayudó a sentarse de espaldas contra su pecho, de tal forma que pudiera lavarle el pelo. Puso un poco de champú en la palma de su mano y lo extendió por todo el cuero cabelludo, masajeando con suavidad al tiempo que acariciaba con su lengua el lóbulo de la oreja de Katty, y ella sentía el rumor del cosquilleo que la atravesaba de pies a cabeza. Aplastó sus pezones entre los dedos pulgar y anular de ambas manos al mismo tiempo y Katty lanzó un gemido placentero.
                        
   -¡Que bien lo pasamos juntos!, exclamó el italiano.
    -Sí muy bien. Genial, asintió Katty.
    Terminó de lavarle el pelo y, mientras le echaba agua templada para enjuagarlo, le hizo una pregunta capciosa.
    -¿Te has masturbado alguna vez pensando en mí, en la noche fantástica que tuvimos?  UN AVE FÉNIX LLAMADA KATTY LLOYD
    -No, contestó ella, a secas.
    -Vuélvete y dímelo mirándome de frente, la retó él.
     Katty lo obedeció y fijó en sus ojos su mirada azul y serena.
     -No lo he hecho, de verdad, reiteró.
    -De acuerdo, te creo. Yo sí lo he hecho pensando en ti, afirmó sosteniéndole la barbilla con la mano derecha y pidiéndole sin palabras que no dejara de mirarlo.
   Katty se sonrojó y se echó a sus brazos con un gesto mimoso. Estaba encantada y transmitía esa sensación aunque no lo dijera abiertamente.
   Se tumbaron uno junto al otro, Katty con la cabeza recostada en su hombro, y el italiano encendió el mecanismo del hidromasaje. Pasaron un rato bajo las burbujas y después se dieron una ducha para quitarse la espuma. No tuvieron sexo dentro del jacuzzi pero, una vez en la cama, lo hicieron varias veces en diversas posturas. Katty gozó de una fuente de placer constante y expresó con sus gemidos el deleite de cada embestida; el éxtasis al que la llevaban los dedos del hombre acariciando su clítoris con movimientos circulares; la lengua que exploraba cada centímetro de su intimidad más recóndita; y la visión del falo grande y brillante que salía y entraba de su interior encendido.
    Lo hicieron hasta agotar todos los preservativos. Katty, con la satisfacción dibujada en su rostro, lo abrazó y besó repetidamente su cuello.
    -No estarás pensando en enamorarte de mi, ¿verdad?, inquirió él.
    -¿Por qué me preguntas eso?
   -Porque no quiero que ocurra. Tengo novia, estoy comprometido, reveló el italiano. Esto es sexo sin compromiso, ¿de acuerdo? Me gustaría dejártelo claro.
    -Está claro, le contestó ella en tono seco.
    El hombre la atrajo hacia sí, la estrechó entre sus brazos y empezó a acariciar su sexo. Puso una de sus manos en su falo erecto y le dijo que necesitaba volver a estar dentro de ella.
   -Sin preservativos, no. Me gustaría dejártelo claro, repitió ella sus palabras con ironía.
  Un amante del sexo, muy bien dotado para ello e infiel por naturaleza, pensaba Katty arrebujada entre las sábanas de la ancha cama, momentos antes de dorrmirse relajada e hinchada de sexo ardiente y sin tapujos.

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