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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


domingo, 9 de diciembre de 2012

UNA MUJER EXULTANTE

    Se amaron con alocado frenesí sobre la alfombra del salón...
    Olivia N. salió sola el pasado fin de semana. Ninguna de sus amigas se mostró dispuesta a acompañarla en las juergas nocturnas de viernes y sábado. Emi se había comprado una colección de novela negra y decidió volver a encerrarse en la literatura; Wynie tenía invitados y terminó cansadísima de recorrer museos y pasear por la ciudad; y Katty seguía buscando al hombre de su vida en la pantalla del ordenador, convencida de la dificultad de encontrar en los bares a alguien que pudiera enamorarla de verdad. Olivia estaba invitada a la fiesta-aniversario de una discoteca de moda el viernes y a un concierto el sábado y no le apetecía perderse ninguno de los dos eventos, así que tomó la sabia decisión de asistir sola a ambos.
                               
 En la fiesta-aniversario de la discoteca estuvo casi todo el tiempo con la amiga que la había invitado, relaciones públicas del citado local. Cuando terminó el evento se marcharon ambas a El Maligno y allí, en un ambiente conocido y familiar, Olivia se sintió como una reina. El DJ puso toda la música que ella le pidió y M., el propietario, la invitó a todas las copas lo que quiso consumir. Al rato de llegar conoció a un apuesto joven que, por cierto, le recordaba a El de 28 EL LADO OSCURO DEL DESEO No pudo ni quiso resistirse a sus piropos, primero, y poco después, a sus besos apasionados. Estaba amaneciendo cuando abandonaron juntos el local, en dirección al cercano apartamento de Olivia. Ella se sentía un poco cortada porque no había tomado la precaución de depilarse, pero a su joven y apuesto compañero no le importó un hecho que calificó como “detalle sin importancia”. De hecho, no se hubiera percatado del asunto si ella, mujer sincera y espontánea, no se lo hubiera dicho. Se besaron en el corto trayecto del ascensor y se amaron con alocado frenesí sobre la alfombra del salón, sin que la premura del deseo les dejara tiempo para subir las escaleras de caracol que conducían a la alcoba. Algo más tarde, el confortable lecho femenino acogió sus cuerpos exhaustos de derrochar pasión en el suelo. El día transcurrió para ellos entre la cama, la cocina y el sofá. Amar y comer fueron los únicos quehaceres que ocuparon las horas que disfrutaron juntos.
    Por la noche, Olivia quería asistir a un concierto al que la habían invitado unos amigos de “los de toda la vida”. El apuesto joven con el que llevaba haciendo haciendo el amor una larga jornada en la que el sueño no hizo acto de presencia hubiera estado encantado de acompañarla, pero ella no quiso invitarlo. No le apetecía presentarse con un ligue casual en un evento de amigos. Sin embargo, el muchacho le caía muy bien y no sabía cómo decirle que se marchara sin resultar descortés. Cuando la hora del evento se iba acercando musitó un tímido “tengo que empezar a arreglarme. He quedado”, sin dar más detalles. El joven se mostró comprensivo, se vistió deprisa y se marchó, no sin pedirle antes que intercambiaran números de teléfono.
    Olivia aprovechó el rato que le quedaba para tomar un baño relajante. Exultante por el regalo que su cuerpo había estado recibiendo durante todo el día, no sentía el cansancio... Escogió un estilismo algo rockero, muy apropiado para la ocasión, y se maquilló con esmero en tonos suaves, casi imperceptibles.
    Lo que la nueva noche habría de depararle lo contaré en el próximo post...

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