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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


domingo, 16 de diciembre de 2012

SORPRENDENTE CONQUISTA

    Un atractivo galán la rondaba... 
    Olivia N. aprovechó el largo puente festivo para tomarse unos días de vacaciones. La habían invitado a la inauguración de un nuevo centro de ocio en Marbella y, en estos tiempos de crisis, pensó que no era cuestión de rechazar semejante oferta. Así que metió un par de modelitos de fiesta, unos pareos para la playa y varios bikinis en un coqueto maletín de mano y se dirigió al aeropuerto. 
                             
   Llegó al corazón de Puerto Banús, donde se encontraba el hotel que le habían reservado, con tiempo suficiente para darse una ducha reparadora, arreglarse y maquillarse para la cena en el nuevo club. No se encontraba muy inspirada esa noche. Estuvo a punto de suspender el viaje porque su hijo se había levantado con fiebre y mucha tos, pero su ex marido insistió en que le tocaba estar con el niño y se empeñó en llevarse al pequeño, asegurándole que lo cuidaría muy bien. Y no es que ella no lo creyera, sino que no podía disfrutar tranquila sabiendo que su niño se encontraba enfermo y no iba a estar a su lado para atenderlo. Pensaba en él mientras extendía una fina capa de maquillaje por su rostro y trataba de disimular con cosméticos unas profundas ojeras negras. “Esta no es mi noche”, pensaba para sus adentros. “Disfruta, que tu ex cuidará del pequeño”, la había consolado por teléfono su amiga Emi Abbott, a la que llamó nada más llegar al hotel. Precisamente, porque necesitaba unas palabras de consuelo que la ayudaran a disfrutar de unas merecidas mini vacaciones.
     Después de la cena asistió junto a sus anfitriones a la inauguración de la sala de fiestas del nuevo complejo recreativo. Tanto durante la velada en el restaurante como en el interior de la sala le presentaron a mucha gente, pero ella se fijó en un guapísimo joven, moreno de verde luna, que coqueteaba con una elegante dama ya entrada en años. Lo vio acariciarle los muslos y desaparecer con ella tras el ostentoso cortinaje rojo y dorado... Y aparecer de nuevo, solo, un largo rato después.
    Fue entonces cuando el atractivo galán no se separó de su lado. Y no solo no escatimó piropos y halagos a su belleza y su estilo, sino que notó su tristeza y trató de averiguar a qué se debía y de ofrecerle su consuelo. Ella, que no era aficionada a contar sus preocupaciones a desconocidos, evadió las preguntas con sonrisas y le quitó importancia al asunto. El joven continuó seduciéndola y, bien avanzada la madrugada, cuando Olivia empezó a mostrar signos evidentes de cansancio, se ofreció a acompañarla al hotel. Ella aceptó la invitación y, nada más llegar a la puerta del establecimiento, el joven le pidió que lo dejara subir.
     -No tengo muchas ganas de sexo esta noche, le advirtió.
     -Eso significa que te quedan algunas, le contestó él al tiempo que le dedicaba una amplia y coqueta sonrisa.
    -Bueno, no siempre tengo la oportunidad de pasar una noche con un hombre tan apuesto como tú, le indicó ella devolviéndole la sonrisa.
     -No voy a cobrarte, por supuesto, espetó él.
     -¿Qué dices?, le preguntó ella, extrañada ante aquella sorpresiva confesión.
     -Lo que has escuchado. No te hagas la tonta, que eres una mujer de mundo. Soy un gigoló, pero contigo no quiero ejercer de ello. Solo pretendo hacerte feliz y que te olvides de tus penas, sean las que sean. a tu lado, el dinero pierde su importancia...
     Olivia aceptó y se dejó arrastrar por unas manos expertas que la despojaron de su ropa y acariciaron con destreza cada rincón de su anatomía. Sus pechos prominentes se alzaron al firmamento y sus oídos escucharon con orgullo palabras sugerentes que le decían que pocas mujeres a su edad podían lucir un cuerpo tan bello como el suyo. En lo que quedaba de noche, un placer indescriptible invadió cada uno de los poros de su piel, y sus sentidos vibraron con la maestría que derrochaba un auténtico profesional de las artes amatorias...
      El hombre se fue con los primeros rayos de sol y ella se dispuso a tomar un relajante baño. Mientras el agua tibia caía sobre su cuerpo satisfecho, pensaba en la sorprendente experiencia que acababa de vivir. Era la primera vez que pasaba la noche con un gigoló y estaba deseando que avanzara la mañana para llamar a sus amigas y relatarles la conquista. Sin saber que Wynie Smith también había tenido una oferta similar meses atrás... De la cual, queridos lectores, os informaré próximamente...               

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