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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


jueves, 27 de diciembre de 2012

ELLAS, LOS HOMBRES Y LA VIDA

 "...Buscan a una mujer que los mime, les caliente la cama cada noche, se desviva por ellos... Los hombres son muy simples, amiga..."
    El diálogo que sigue es la continuación de la conversación telefónica que mantenían ayer Emi Abbott y Wynie Smith a propósito de El TuiteroLa Otra, los hombres y la vida en general. ÁCIDO OTOÑO
  -No seas tonta, Wynie, ni te engañes a ti misma, trataba de consolarla Emi. Sabes perfectamente que si le hubieras dado las llaves de tu apartamento de Madrid cuando fue a Las Palmas a verte, ahora estaría a tu lado. No lo hiciste porque te niegas de forma cerril a vivir con nadie. No te quejes ni te disgustes: tienes lo que quieres. Después de lo ocurrido, el motivo principal del viaje de tu amigo a Canarias está más claro que el agua. Fue para decirte que te quería -prosiguió sin permitir que su amiga interrumpiera la disertación. Y para pedirte que compartieras tu vida con él. Y reiteraste tu postura: NO, recalcó. Volvió a Madrid y tomó su decisión: irse con La Otra, que lo esperaba con los brazos abiertos. Lógico.
   -Pues yo no lo veo tan lógico. A mi me decía que era una pesada, que no la quería y que ni siquiera le gustaba físicamente. Incluso que era fea.
   -Ja,ja,ja. ¿Qué mas da lo que te dijera? Los hombres son muy simples, amiga. Buscan a una mujer que los mime, les caliente la cama cada noche, se desviva por ellos, no les de problemas y no mire más allá de sus narices. Tú no eres ésa ni yo tampoco. ¿Cuánto crees que me va a durar El Polaco?
    Wynie no contestó. Unos instante de silencio y Emi prosiguió.
   -Yo te lo digo: hasta el día en que encuentre a otra que lo meta en su cama cada noche, afirmó segura. Eso es lo que ha hecho El Tuitero: ir a lo seguro, a la que lo estaba esperando con las puertas abiertas de par en par.
    -Puede que tengas razón, sí, y los hechos lo confirman. Sin embargo, él me aseguraba que mi plan de compartir el tiempo de ocio sin convivir le venía muy bien. Incluso insistía en que -al igual que me ocurre a mi- tampoco deseaba ataduras ni compromisos y se apuntaba al carro del espíritu libre. Te lo repito, Emi: alardeaba de disfrutar de las ventajas de la vida de soltero.
    -Ya. Ja, ja, ja!!! Eso era al principio. En la etapa de la seducción, Wynie. Cuando pretenden conquistarte, los hombres asienten a todo y se muestran cómplices al máximo. Pero en el momento en que consiguen engancharte, esa empatía se esfuma. No me creo que tenga yo que contarte esto, amiga. Las marisabidilla del grupo, desde siempre, has sido tú. Parece mentira...
    -Sí, interrumpió Wynie. Parece mentira que siendo araña me caiga de la pared, jajaja!!! Esa frase la escuché en Ciudad de Méjico y me partía de la risa.
    -Pues ya sabes lo que tienes que hacer: los deberes del olvido, sentenció Emi.
   -Atrás quedaron las cenas de vino y rosas EL TUITERO y las tardes calientes de la GENEROSA AMAZONA, soltó Wynie en tono melancólico, como si pensara en voz alta.
    -Ahora, a otra cosa, terció Emi.
   -Estoy muy cansada, se quejó Wynie. De los hombres, de la precariedad laboral, de no tener dinero para viajar... De mi vida. Llevo una vida que no me gusta, en términos generales, desde hace varios años, precisó. Quiero lo que tú tienes, Emi. Un trabajo estable y un sueldo decente a final de mes. Estoy intranquila y preocupada por el futuro.
   -Mientras sea solo por el futuro, ironizó Emi. A mi me preocupa el presente. El miedo a perder las fuerzas, a no ser capaz de levantarme cada mañana. Y eso no se arregla con una buena nómina a final de mes, amiga. Eso es una losa que te va aplastando lentamente...
   La conversación entre ambas amigas terminó poco después. Cada una se fue a sus obligaciones con un deseo común: el de sobreponerse a las circunstancias, las que fueran, y degustar cada segundo de la vida como si se tratara del último.

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