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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


jueves, 27 de diciembre de 2012

LÍOS DE PAREJA

Besos de miel y de sal, como la relación que mantenían: dulce y ácida...
    Wynie Smith volvió a Madrid después de un largo mes de vacaciones en el hogar familiar de Las Palmas de Gran Canaria. Estaba deshaciendo las maletas y sentía que vivía una escena repetida: la de aquella tarde aciaga del mes de julio, preparando el mismo equipaje para el inminente encuentro con los suyos y el mar. Entonces se lamentaba de pensar en EL TUITERO, que había pasado de ser su amigo más especial a desaparecer de su vida de repente, sin enfados ni adioses. Sin palabras. AMIGOS, AMANTES Y RECUERDOS  Y ahora, después de recibir su sorpresiva visita y pasar junto a él una semana de sol y besos, seguía lamentándose por tenerlo en sus pensamientos sabiendo -o mejor dicho, sospechando de forma contundente- que él andaba con otra mujer...  
                          
     Mientras doblaba y colgaba su ropa y la de su hijo recordaba el mensaje que le envió El Tuitero cono reaparición. Fue el final de su primera semana en Las Palmas y lo vio nada más llegar de la playa, casi de noche. “Darling, mañana te llamo y te cuento. Y te veo, si aún te apetece y no me odias demasiado. Besos”. Le sorprendió mucho y no imaginó que fueran a encontrarse al día siguiente. “Éste se cree que estoy en Madrid”, pensó. No intuyó la posibilidad de que su amigo pudiera hallarse cerca, pero eso fue lo que ocurrió. Acababa de llegar a la isla y estaba reservando -casualmente, porque ella no le había dicho en qué parte vivían- una habitación en un hotel cercano a la residencia de su familia.
    Tal como escribiera en su mensaje, la telefoneó al día siguiente, le anunció su llegada y le aseguró que bebía los vientos por verla. Wynie estaba en la playa con su hijo, hermanos y sobrinos y no supo qué contestarle. La verdad es que tampoco tuvo tiempo de pensarlo, porque El Tuitero no paró de insistirle en que le explicara dónde podía encontrarla. No pudo ni quiso negarse a las palabras henchidas del sonido del deseo. La cita repentina cuadró, además, en el momento adecuado. Su hijo había hecho planes para ir al cine con sus primos, lo que significaba que dispondría de unas horas para estar a solas con su amigo.
     Horas que transcurrieron en la orilla del mar, entre la charla amena y los besos con el sabor dulce del ron miel que degustaban en vasos de plástico. Hablaban, bebían y se besaban. Se besaban, bebían y hablaban. Se besaban y volvían a besarse. Besos de miel y sal, como la relación que mantenían: dulce y ácida. Besos que dejaron en sus labios el dolor suave de una hinchazón leve.
     En esas horas de luna mora supo Wynie que El Tuitero había estado con dos mujeres en su ausencia. La primera, su ex esposa, con la que se dio un revolcón en la vivienda común, unas horas antes de que firmaran la escritura de venta. La segunda, su última novia. Según le contó entre las risas nada disimuladas de ella, la señorita en cuestión lo convenció para que pasaran unos días juntos en Almería.
    -Si, claro. Y tú que eres un hombre fácil, no supiste negarte.
   -No, de verdad, yo no quería, pero me insistió mucho. Me envió unas fotos del sitio donde estaba y no pude resistirme. Necesitaba sol y mar. Solo eso. Ella no me interesa, no me gusta, no la quiero. A quién quiero es a ti.
  -Ja,ja,ja. A mi no me hables de querer. No te creo y prefiero no escucharlo. Tienes demasiados líos en tu vida y yo soy una persona muy tranquila.
   -¿Líos yo?, inquirió con una sonrisa pícara. Con mi ex mujer no quiero nada, y con la otra, menos.
   -Ja,ja,ja. Vale. Lo de tu ex mujer me lo creo, pero lo de la otra... ¿Que hacíais por las noches? ¿Mirar a las estrellas? ¿O rezar, quizás?, le preguntaba Wynie  sin parar de reír.
     -Nada, no hacíamos nada. Dormir. Bueno, algo me hizo.
     -Mejor para ti. No me interesa. Pasemos a otro tema.
     -A tus tetas. Las tienes preciosas en verano. Déjame...
     Wynie permitió que desabrochara su camisa blanca y colocara la cabeza en el canal de sus pechos. Y que mordisqueara sus pezones turgentes en la playa oscura, con el tímido rugido del mar que se colaba entre incipientes gemidos femeninos... (Continuará)                                                            

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