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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


sábado, 29 de diciembre de 2012

OLIVIA Y EL JOVEN FARAÓN

  ...Recordaba los labios del muchacho recorriendo sus pechos, las manos hurgando en su interior humedecido y la boca roja que la besaba con una pasión inusitada...
    No podía ni verlo ni olvidarlo. El de 28 había telefoneado varias veces a Olivia N sin obtener respuesta por su parte. Incluso se dignó a visitarla en su casa pero ella no le abrió la puerta. Quería apartarlo de su vida y era consciente de que la mejor manera de conseguirlo era no verlo ni hablarle RELACIONES Y DECEPCIONES (II). Estaba profundamente dolida y convencida de que volver a empezar con él cualquier tipo de relación no le traería nada bueno. Ya lo había hecho en dos ocasiones y no tenía ni ganas ni fuerzas de intentar una tercera. EL REENCUENTRO DE OLIVIA Y EL DE 28
    “Nunca. Donde mejor está es fuera de mi existencia”, reiteraba para sus adentros frente al espejo, mientras se maquillaba cuidadosamente. A continuación peinó con esmero su larga melena negra, que lucía brillante y voluminosa. Se veía muy guapa. “Soy una mujer con poderío, capaz de volver loco a cualquier hombre. No necesito a mi lado un mocoso que me haga sufrir”, le hablaba a un espejo complaciente que le devolvía la imagen de hembra hermosa y segura que quería ver en sí misma. “Adelante. Siempre adelante y pisando fuerte. El pasado es éso, pasado”, se repetía en el ínterin de ponerse la chaqueta, coger el bolso y cerrar con llave la puerta de su casa.
    Esa noche salía sola y no le importaba. Tomó un taxi hacia una lujosa coctelería de la zona norte de Madrid donde conocía al relaciones públicas. Tomaría una copa tranquila, sin más pretensión que la de entretenerse un rato, aprovechando que no le tocaba hacer de madre.
    -La dejo aquí, si no le importa. El local está a menos de cien metros, pero hay un automóvil del cuerpo diplomático parado justo en la entrada. No puedo acercarme, le indicó el taxista.
   -Vaya, contestó Olivia con indiferencia, como si el asunto no le interesara lo más mínimo, aunque celebrara en su interior que la noche empezaba con visos prometedores...
                                  
    Apresuró el paso hasta la puerta y le sorprendió la amabilidad exquisita con la que la recibieron. No era cliente y no recordaba haber estado más de dos veces en ese lugar. Al acceder a su interior lo entendió todo. Estaba lleno de hombres y las pocas mujeres que había iban acompañadas.
    -Has elegido la mejor noche. Tienes para escoger, le dijo su colega el relaciones públicas a modo de bienvenida.
  Olivia miró a su alrededor: hombres en la barra, hombres en las mesas, hombres por doquier.
    -¿Que pasa aquí hoy, con tanto macho junto?, le preguntó.
    -Egipcios, contestó él. El hijo del embajador cumple 25 años y el padre ha invitado a todo el personal que trabaja a sus órdenes. Masculino, claro, ya sabes cómo son éstos, precisó con un guiño de su ojo derecho. Me han dicho que para los egipcios el cuarto de siglo es una fecha especial, pero la celebran sin mujeres, añadió haciéndose el interesante.
    -¿Y quién es el cumpleañero?, quiso saber Olivia.
    El relaciones públicas señaló al joven con un gesto. Ocupaba la mesa principal, situada a la derecha de la barra donde ellos se sentaban, y rodeada de sendos sofás de piel negra. Estaba acompañado de varios caballeros, todos mayores.
    -El padre y los tíos. Es hijo único, informó el relaciones públicas a una Olivia enmudecida, cuyo rostro se había vuelto rojo tras mirar al muchacho.
     -Te has puesto colorada como un tomate. ¿Es que lo conoces de algo?
     Olivia pensó unos instantes la respuesta.
      -De algo... más, contestó con una sonrisa pícara dibujada en sus labios.
     -Es guapísimo. ¿Acaso te lo has tirado?, la interrogaba el empleado con el retintín cotilla propio de los gays.
     -Yo no cuento esas cosas. Con lo que ya te he dicho tienes bastante, replicó Olivia en tono irónico. Recordaba los labios del muchacho recorriendo sus pechos, las manos hurgando en su interior humedecido y la boca roja que la besaba con una pasión inusitada..LA FARAONA Supo entonces que no se había equivocado.
    -La noche promete, comentó a su colega, ya relajada y sin querer darle importancia al asunto del joven egipcio.
   -Te lo dije cuando llegaste. Y si además conoces al hijo del embajador... ¿No vas a saludarlo?
     -Que venga él a saludarme a mi, contestó Olivia en plan divina.
  Y algo parecido sucedió, aunque eso os lo contaré en la próxima entrada...

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