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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


domingo, 9 de diciembre de 2012

DE AMORES, DESAMORES Y PENAS

Alma en pena que arrastraba su cuerpo y su maleta por las calles de Madrid...
     La mirada verde de La Soñadora se tornaba acuosa cuando hablaba de El Seductor. No entendía por qué le decía que la quería y, al mismo tiempo, le pedía que se fuera de su casa y volviera a la de Olivia. Y ella, alma en pena arrastrando su cuerpo y su maleta por las calles de Madrid, desparramó su delgada anatomía en el sofá del apartamento de su amiga y escondió la cabeza entre sus brazos. Daba la impresión de querer ocultarse del mundo. No había comido en todo el día y aseguraba no sentir hambre.
                                                  
 Levántate, date una ducha, come y olvida, le recomendó Wynie Smith, que llegó de visita a casa de Olivia y fue testigo del incesante llanto de La Soñadora . No gastes ni una lágrima más en ese gilipollas. Eres guapa y joven. El mundo está lleno de hombres dispuestos a darte todo lo que puedas soñar.
    -Pero ella está enamorada de él, terció Olivia.
    -Y él de mi, musitó La Soñadora. Me lo ha repetido varias veces antes de...
   -De echarte de su casa, la interrumpió Wynie. Ese tipo es un miserable. Está jugando con tus sentimientos. Lo que quiere de ti es follarte y, una vez satisfecho su deseo, tiene la desfachatez de pedirte que salgas de su casa. ¡Lo llaman amor pero quieren decir sexo!, exclamó soltando una sonora carcajada.
   -Yo creo que me quiere de verdad. Lo que ocurre es que se agobia cuando está varios días con una persona. Es muy independiente y necesita la soledad.
   -¡Cuentos!, saltó Olivia. Sé por El Elegante que ha tenidos dos relaciones largas, de ocho y tres años. ¿También echaba de casa a sus anteriores parejas? No me lo creo.
   -Por lo que él me ha contado, se trataba de historias intermitentes. Pasaban un tiempo juntos, cortaban, volvían y así. Él me asegura que no está contento con esa actitud, pero que es su forma de ser. Le he aconsejado que busque ayuda psicológica, apuntó La Soñadora...
  -¿Ayuda psicológica? Ja, ja, ja. Lo que le hace falta al caradura de tu novio es encontrarse con una tía que le ponga los puntos sobre las íes y lo plante al primer numerito, indicó Wynie. Verás como se le acababan las tonterías. Tú le resultas muy cómoda, cariño. Sabe que puede tomarte y dejarte cuando le plazca. Te has enamorado como una loca y se lo has dicho. Mal asunto, precisó.
    -Él también me lo ha dicho a mi, afirmó La Soñadora.
   -¿La misma noche que andaba detrás de Olivia, ansioso por tocarle las tetas?, inquirió Wynie. ¡Venga ya, Paloma! Sé que eres muy joven, pero deberías tener más picardía y no creerte nada de lo que te digan los hombres. La mayoría son hipócritas y farsantes. No conocen la palabra sinceridad.
   -¿En serio que hizo eso, Olivia?, le preguntó La Soñadora mirándola de frente, al tiempo que dos gruesos lagrimones surcaban su rostro pálido.
  -Sí, cariño, en serio. No quise decírtelo para que no sufrieras más y, por el mismo motivo, no le solté una buena hostia en su sucia cara, que es lo que se merecía ese impresentable.
    -Escucha, Paloma, le pidió Wynie. Te aseguro que si ahora mismo lo llama Olivia, queda con él esta noche y terminan en la cama. ¿Quieres que hagamos la prueba?
   -No quiero yo, respondió la aludida. No obstante, lamento decirte que creo que mi amiga tiene razón, indicó Olivia a La Soñadora. Tu novio es un picaflor, corroboró. DESQUICIADAS POR LOS HOMBRES
    La Soñadora hundió aún más la cabeza entre sus brazos. Las demás escucharon apenadas el sonido de su amargura. La anfitriona se levantó, le dio un vaso de agua y secó sus lágrimas con un pañuelo blanco.
   -¡Qué pena! Tan joven, tan guapa y sufriendo por amor como una desquiciada, comentó Wynie
  -¡Vaya fin de semana que llevamos!, exclamó Olivia. Aún no me ha dado tiempo de contaros la historia de otra de mis amigas, la Artista. Ayer se presentó en mi casa llorando como una posesa. Me pidió que le prestara dinero para pagar la fianza y poder sacar a su novio de la cárcel. Me dio mucha pena verla así, pero no se lo dejé. No tiene ni para dar de comer a su hijo y pide para un tío.
    -¿Y por qué está en prisión?, quiso saber Wynie.
   -Ella dice que por multas de tráfico, pero yo sé de buena tinta que se trata de un caso de malos tratos.
   -¿A tu amiga? ¿A la misma que anda buscando dinero para sacarlo?, interrogaba Wynie escandalizada.
    -No. A otra novia que tuvo antes que ella.
   -¡Qué fuerrrrrte!, saltó Wynie. ¿De qué pasta estarán hechas las mujeres que anteponen el amor por esos tipejos impresentables al bienestar de sus hijos?, lanzó la pregunta clavando sus ojos negros en cada uno de los rostros femeninos que formaban la reunión.
    -Ya veis lo que hace el amor, respondió Olivia.
   -Depende a quién. A mi no, os lo aseguro. Jamás permitiría nada parecido. Ese tipo de amor es una gran mierda, sentenció Wynie, rotunda.
    -Olivia me dijo ayer que tú nunca te has enamorado, murmuró La Soñadora, levantando su bello rostro lánguido y señalando a Wynie con su mirada marina.
    -Ni quiero. La razón puede dominar los sentimientos, y yo no siento amor porque no me da la gana, afirmó la aludida con palabras de mujer fuerte y segura de sí misma.
   A colación de este diálogo femenino os dejo, queridos lectores/as, un tema para el debate. ¿Puede la razón doblegar al amor? ¿Es posible amaestrar los sentimientos? Espero vuestros comentarios debajo de este artículo.

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