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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


jueves, 13 de diciembre de 2012

LUGAR ES FÁCIL... EN EL MALIGNO

...Estaba orgullosa de estrenar el día junto a dos hombres tan guapos, uno cogido de cada brazo...
    Wynie Smith se sentó con El Ruso y El Galán en el salón de baile de El Maligno, justo al lado de la cabina del DJ. Miró de reojo su reloj de pulsera y comprobó que eran casi las seis de la mañana. Los caballeros apenas pronunciaron palabra y ella no estaba por la labor de perder el tiempo. Recordaba la aseveración de su amiga Emi Abbott en el sentido de que El Galán era homosexual y quería descartar esa posibilidad... AVENTURAS EN LA NOCHE Así, con una espontaneidad propia de la nocturnidad y sus efluvios, lanzó la cuestión. Sin darle importancia, como si se tratara de una pregunta ingenua del tipo ¿qué hora es?
              
  -¿Tú eres maricón, o no?, interpeló a El Galán mirándolo a los ojos
    -¿Yo? ¿Por qué? ¿Es que te lo parezco?, le devolvió el aludido el interrogante.
    -A mi no, pero a mi amiga Emi sí.
   -Pues dile a tu amiga de mi parte que está muy confundida. A mi me gustan las mujeres, ¿está claro? No entiendo por qué razón tu amiga pensó lo contrario. Seguro que es la típica vanidosa que cree que todos los hombres que no le hacen caso son maricones.
   -Más o menos, así es, confirmó Wynie. Me comentó que le ocurría lo mismo que a Katherine Turner, es decir, piensa que al hombre que no se fija en ella no le gusta el género femenino.
   -A mi lo que no me gusta es que me tachen de maricón, espetó categórico al tiempo que plantaba su mano derecha en el muslo femenino.
    -Tienes unas piernas muy bonitas...
   -Y tú, una nariz muy grande. Mi teoría es que narizón, pollón. ¿En tu caso se cumple?, le preguntó con descaro.
     -Creo que es más grande de lo normal. O al menos, eso me han dicho...
     -Me gustaría comprobarlo... Para corroborar mi teoría, claro, rió ella.
    -Me da la impresión de que te estás insinuando y estoy muy cansado, pero me esforzaré. Una hembra como tú lo merece. Ya me has conseguido. Te invito a mi casa, pero tendremos que coger un taxi. He bebido mucho y no me atrevo a conducir.
    -Te invito yo a la mía. Vivo muy cerca, podemos ir andando.
   -A mi no me dejéis aquí solo, terció El Ruso, que estuvo todo el rato pendiente de la conversación que sostenían Wynie y El Galán. Voy con vosotros, afirmó rotundo.
    -Yo no quiero hacer un trío, que os quede claro, precisó Wynie... Hace tiempo que le tengo ganas a este caballero, le indicó a El Ruso señalando a su amigo con el gesto...
    -¿Qué dices?, se extrañó El Galán. Si nos hemos conocido esta noche...
   -De eso nada. Veo que no te acuerdas, pero hace varios meses nos presentó otro amigo tuyo, El Pijo. Fue en la habitación azul y estabas con tu novia. Apenas hablamos... Me gustabas, pero como vi que no tenía posibilidades, me retiré de la escena en un santiamén.
     El Galán permaneció pensativo unos segundos... “Ahora te recuerdo”, asintió. “En cualquier caso, ya no estoy con esa chica ni con ninguna otra... Soy todo tuyo. Por esta noche”, precisó.
    -¡A ver si te crees que quiero casarme contigo, o ser tu novia, jaja! En absoluto... Quédate tranquilo, Príncipe de las Tinieblas, expresó con ironía al tiempo que le dirigía una mirada ardiente de deseo.
     -Vamos, apuntó él por toda respuesta.
     -¿Y qué hacemos con El Ruso?
     -Llevarlo con nosotros. No te preocupes. Tomamos algo los tres y luego nos metemos en la cama. Él solo y yo contigo, aclaró.
    Wynie accedió a invitar a su casa a ambos hombres. Le parecían tipos muy correctos y estaba convencida de no tener que enfrentarse a ninguna situación desagradable. Pensó en llamar a su amiga Emi Abbott, sabedora de cuánto le gustaba El Ruso, pero no se atrevió por lo intempestivo de la hora. Era de día cuando salieron los tres de El Maligno. Y Wynie puso sus pies en la calle, orgullosa de estrenar la mañana junto a dos hombres tan guapos, uno cogido de cada brazo...     (Continuará)                      

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