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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


miércoles, 12 de diciembre de 2012

AVENTURAS EN LA NOCHE

Wynie y Emi se pierden en El Maligno, mientras Katty acude a una cita prometedora...
    Katty LloydEmi Abbott y Wynie Smith MIS AMIGAS se reunieron en casa de esta última para charlar un rato y comer algo antes de sumergirse en la larga noche madrileña. Faltaba Olivia N., que había sido invitada a la inauguración de un nuevo centro de ocio en Marbella. 
    Emi y Katty se esmeraron en ponerse especialmente guapas aquella madrugada. Katty se había teñido el pelo de negro, lo que resaltaba su piel nacarada y tornaba aún más clara su mirada azul. Emi, que era la primera vez que salía desde que se marchara El Polaco FOGOSA DESPEDIDA, también cambió su estilismo capilar: se había cortado el pelo y lo había adornado con reflejos cobrizos. Se veía más joven o, al menos, así pensaba ella y confirmaron sus amigas. Wynie fue la única que permaneció fiel a su look habitual: el pelo muy largo y la falda muy corta.
  Aunque inauguraron la noche juntas, Katty se despidió en breve de las otras dos: tenía una cita a las 12 en punto. El afortunado, un diseñador gráfico que colaboraba en la misma agencia publicitaria para la que ella trabajaba. Aunque el tipo no le gustaba mucho físicamente, le caía muy bien y aceptó la cita porque le habían llegado noticias de que él la deseaba. Hacía bastante tiempo que no mantenía relaciones sexuales y no estaba por la labor de rechazar un plan que, en principio, parecía muy fácil. No obstante, era consciente de que una nube teñía de gris su cita aparentemente perfecta: el individuo en cuestión estaba casado, aunque su informante le había asegurado que se trataba de un matrimonio ficticio y que compartía con su esposa el domicilio familiar por no duplicar el gasto en tiempos de crisis, pero que hacían vidas separadas. Wynie se echó las manos a la cabeza cuando escuchó de su amiga semejante confesión.
    -¿Y tú le lo crees? El casado, casado está, afirmó convencida. Habría que mirar por la mirilla de la puerta, a ver cómo son esas vidas separadas...
     -Tú, como siempre, pensando mal, contestó la aludida. Me han asegurado que el tipo está malcasado de verdad...
     -Sí, sí... Eso se lo dirá a todas. Ya nos contarás, terció Emi con una sonrisa irónica.
     Al filo de la madrugada, las amigas se despidieron. Katty se encaminó a su cita y Wynie Emi, a un pequeño local de copas en la Gran Vía, cercano al bar donde trabaja El Principito EL AMOR PLATÓNICO DE EMI. Emi quería tentar a la suerte y hacerse la encontradiza... La fortuna no le sonrió aquella noche en lo referido a toparse con su amor platónico... Lo que sí constataron ambas amigas nada más entrar al bar fue que en la barra había tres tipos que les gustaban. En concreto, dos de los tres amigos que se situaban justo al lado de ellas. Wynie, muy decidida, se puso a hablar con el que le gustaba a Emi y no tardó en presentárselo a su amiga. Ella se quedó con la miel en los labios, porque el que había elegido conversaba animadamente con su amigo y no les hizo el mínimo caso. Ambas se quedaron charlando con el que pretendía Emi, un joven rubio que resultó ser medio ruso. Cuando el bar estaba a punto de cerrar, Wynie le sugirió que se fueran todos juntos a otro lugar, pero él eludió el compromiso de forma elegante.
     -Me encantaría acompañaros, pero vengo con estos dos amigos.
    -Ya lo sé. Me refiero a todos, insistió Wynie, pensando en el atractivo galán al que había fichado nada más llegar, y cuya cara le resultaba familiar aunque no lograba recordar de qué.
     -No, ellos están a su rollo. Mejor nos vemos por aquí otro día, se evadió El Ruso.
    Abandonaron ambas el local y Emi le dijo a Wynie que estaba absolutamente convencida de que los dos tipos que habían rechazado su compañía eran maricones.
   -No lo creo, indicó esta última. Tenían un aspecto muy varonil y no los he pillado mirando a ningún hombre. El asunto es que nosotras no les interesábamos.
   -Yo soy como Katherine Turner, le contestó Emi riéndose. Siempre pienso que el hombre que no se interese por mí es maricón...
    Un rato después, ambas amigas llegaron a El Maligno, un club privado que frecuentaban cuando el plan de la noche consistía en ligarPidieron una copa y se acomodaron en la habitación azul. Emi aguantó poco tiempo, alegando que la noche estaba chafada: no había visto a El Principito y no habían cuajado sus expectativas de ligar con El Ruso. Pese a la insistencia de su amiga en que esperara, bajó apresurada las escaleras de la casa de M., salió a la calle y tomó un taxi hacia la suya.
    Wynie se quedó sola en El Maligno, aunque por muy poco tiempo. Unos minutos después de que se marchara Emi, llamaron a la puerta y comprobó complacida que El Ruso y el atractivo galán que le gustaba acababan de llegar. La saludaron muy amablemente, le preguntaron si quería tomar algo y fue entonces cuando ella acertó a descifrar el recuerdo que tenía de aquel hombre: era amigo de El Pijo, un colega de Katty Lloyd. Fue éste quien los había presentado meses atrás en El Maligno... Ahora veía la escena con nitidez, y con esa misma claridad rememoraba que no pudo ligar con él porque estaba acompañado de su novia. “Eso era antes”, pensó para sus adentros. “Hoy viene solo y puede ser tuyo”, se congratuló al tiempo que se convencía a sí misma de que merecía la pena intentarlo...                                         

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