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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


viernes, 28 de diciembre de 2012

UN MENSAJE OBSCENO

La Dulce Alicia recibe un mensaje obsceno de su amante y duda sobre la conveniencia de volver a verlo...
    El día que LA DULCE ALICIA recibió el mensaje de El Turco, poco después de finalizar sus vacaciones, estaba en su casa de tertulia y café con sus amigas Katty Lloyd y Wynie Smith. Ambas se quedaron perplejas ante la reacción de la anfitriona que, tras leer el SMS, soltó un sonoro “hijo de perra” y estampó con fuerza su puño cerrado sobre la mesa.
  -Tranquila, que te vas a hacer daño. ¿Que ha pasado? ¿Qué te han escrito? ¿Es El Turco? preguntaban con insistencia Katty y Wynie.
   -Esto es muy fuerte. Juzgad vosotras mismas, contestó Alicia mostrándoles la pantalla del aparato. EL SEXO ANAL
                               
   Las tres amigas leyeron y releyeron el siguiente texto: “estoy deseando sodomizarte. El sábado te voy a meter un consolador hasta el fondo de tu culito, y mi polla por delante. Vas a gritar como una gata en celo”.
    -Eso es una burrada escrita por un tipejo que no te merece, Alicia. No vuelvas a quedar con él. Encontrarás a otro hombre que te trate con respeto y cariño, le recomendó Katty en tono decidido.
   Alicia no la escuchó. Estaba aturdida e intentaba resarcirse escribiendo una contestación que molestara a su receptor. Un par de frases como éstas: “quiero pensar que te has confundido y ese mensaje no iba dirigido a mi. Deseo que te lo pases muy bien sodomizando a su destinataria y que grite tanto como dices, pero de asco”.
    -Eso, por no ponerle que sodomice a su puñetera madre, bramó al tiempo que mostraba a sus amigas la respuesta.
    -Espera, Alicia. No lo envíes aún. Estas cosas no se deben hacer en caliente, le aconsejó Wynie.
     -Vale, vale, pero decidme que pensáis del asunto.
    -Voy a repetirte lo que pienso, Alicia, porque creo que no me has escuchado, expresó Katty. No vuelvas a quedar con él, ésa es mi opinión, reiteró.
     -¿La tuya también, Wynie?, quiso saber Alicia.
    -No sé, no me voy a poner así de radical, contestó la aludida. A lo mejor a él no le sonaba tan fuerte. Puede que en su cultura sea normal expresar esos deseos claramente. Tengo entendido que a los turcos les gusta mucho la práctica del sexo anal, aunque no te lo digo por experiencia propia. No la he tenido. En cualquier caso, lo importante es lo que sientas tú. Solo tú puedes saber en qué grado te ha ofendido y plantearte si quieres o no volver a verlo.
    -Me he ofuscado mucho, la verdad. No voy a mandarle el mensaje que he escrito ni ningún otro. No quiero contestarle. Me inquieta que me hable de una forma que considero obscena y violenta. Ahora me vienen a la cabeza los consejos de mi hermana y sus amigas y pensar en quedar de nuevo con él me produce cierto miedo, confesó AliciaLA DULCE ALICIA Y EL SEXO FUERTE
    -En ese caso, no lo hagas. Si crees que puede hacerte daño no deberías volver a verlo, le indicó Wynie. Me gustaría preguntarte si realmente piensas que sería capaz de eso.
    -No lo sé, no lo sé, repitió Alicia. Lo cierto es que el mensaje me ha sorprendido mucho. Él nunca me ha hablado así. Más bien al contrario, puntualizó. Era educado, detallista y tierno. Me trataba con delicadeza y respeto. No entiendo cómo se le ha ocurrido enviarme un mensaje tan fuerte, tan obsceno...
    El sonido del teléfono interrumpió sus palabras. Era un nuevo mensaje de El Turco. Decía así: “no me has contestado. Pensé que mi propuesta te gustaría mucho. Espero ansioso tu respuesta”. Alicia lo mostró a sus amigas al tiempo que soltaba un “que siga esperando. No pienso contestarle”.
   -Bueno, el tono de este segundo mensaje es distinto. Puede que Wynie tenga razón y que él te enviara el mensaje sin pensar que pudiera molestarte”, comentó Katty.
    -Puede, pero eso no me consuela. Debió ponerse en mi lugar y pensarlo dos veces antes de mandarlo. No pienso contestarle y dudo que lo vuelva a ver, afirmó Alicia.
    El grupo siguió su tertulia y, un buen rato después, el móvil de Alicia volvió a sonar. No era un nuevo mensaje, sino una llamada de El Turco. En tono amable, le dijo que estaba deseando volver a verla y le preguntó por sus vacaciones. Quiso saber si iban a citarse el próximo sábado, pero Alicia no resolvió sus dudas.
    -No lo sé. Llámame un día antes y te diré si puedo, le contestó en tono seco y frío. Él le mandó un beso y se despidió.
   Alicia estuvo varios días sin despejar la incógnita. Pensar en El Turco la inquietaba. Recordaba el primer mensaje y se estremecía. El miedo a que le hiciera daño seguía revoloteando por su mente...
    Y el miedo, como solía decir Wynie, es un intruso que entorpece cualquier tipo de relación...

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