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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


lunes, 31 de diciembre de 2012

SENSUAL Y SEXUAL

...Tomó su mano derecha y la llevó hasta el gran falo que se empinaba luciendo una erección completa...
   Wynie Smith no había hecho ningún plan para el largo fin de semana festivo. Tampoco tenía intención de salir. Las últimas veces en que decidiera echarse a las calles llegó a aburrirse, así que decidió dar una tregua a la nocturnidad. Pasó varios días en casa entre el sofá y la cama, el libro, la cocina y el portátil. El domingo por la noche, tumbada en el sofá y tapada con una manta, veía una película. Agarró el teléfono que sonaba y escuchó la voz de EL AMANTE DURADERO. Estaba en su bar habitual, cerca de la casa de ella, y le propuso que se vieran.
    -Estoy muy a gusto viendo una peli y no me apetece moverme de casa.
    -Más a gusto te voy a dejar yo si me invitas, le propuso él.
                        
     Ella aceptó y, poco después de apagar la televisión y poner música, se afanaba en ordenar el salón cuando El Profesor de Matemáticas llamó al timbre. No lo esperaba tan pronto y la pilló sin arreglar, apresurándose en guardar cepillo y recogedor. Como ella diría, completamente exenta de glamour.
    -Siento recibirte así. No te tenido tiempo de prepararme, le comentó al recibirlo con una sonrisa coqueta en sus labios rosados, sin pintar.
      -Estás guapísima de cualquier forma. Ven aquí. Te deseo mucho.
      -Jajaja!!! Ya será menos. No se te ha ocurrido llamar en todo el puente.
      -Lo he hecho ahora. Necesitaba verte. Sé que la próxima semana tienes a tu hijo y no será posible. Te dije que no quería que volviera a pasar un mes sin estar contigo, le susurraba mientras la abrazaba y llenaba de besos su frente y sus párpados... PLACENTERA DOMINACIÓN
    -Claro, seguro. Y desde el jueves hasta hoy has estado encerrado en tu casa, pensando en lo mucho que me deseabas y necesitabas, expresó ella con sarcasmo.
      -Bueno, salí ayer.
    -Con tu alumna, aseveró Wynie en tono firme, como si los hubiera visto. El sopor enrojeció las mejillas del hombre. 
      -Sí, la vi, admitió. Pero no me acosté con ella, de verdad.
    -Me da igual. Ni quiero saberlo ni me importa. Allá tú con tus movidas. Mientras no me metas en medio, como ya ocurrió una vez, le recordó con ironía.
    -Sabes que no volverá a pasar. Además, mi ya ex alumna -precisó con retintín- no me interesa nada y no quiero hablar de ella, sino gozar contigo. Vamos a la cama, venga, le pidió al tiempo que desabrochaba los botones de su camisa, retiraba el sujetador y dejaba sus pechos al descubierto.
    La cogió en sus brazos, la tumbó en la cama y relamía sus pezones mientras la despojaba de la ropa, Tomó su mano derecha y la llevó hasta el gran falo que se empinaba luciendo una erección completa. Wynie se estremeció al rememorar cuánto disfrutaba teniéndolo dentro y él adivinó sus pensamientos. Como el más duradero de sus amantes, era capaz de intuir las sensaciones que ella experimentaba ante la imponente masculinidad de la que se veía dotado. Palpó su clítoris húmedo y detectó que estaba preparada para recibirlo. Se sentó en la ancha cama y la colocó encima suya, creciéndose aún más en su interior y haciéndole que sintiera la potencia de su miembro atravesándola. Las lenguas enredadas, los torsos pegados, las piernas de ella enroscadas en la espalda del hombre y el sudor de la pasión brotando de frentes y mejillas encendidas. Dos cuerpos en uno. Posesión intensa y profunda que transportó a Wynie varias veces al paraíso de la felicidad infinita mientras su compañero gozaba escuchando los gemidos que envolvían la estancia y sintiendo cómo la hacía tan feliz. EL SEXO SIN PRELUDIOS        
   Pasados los cuarenta y cinco años, El Profesor de Matemáticas se enorgullecía de la potente virilidad con la que la Madre Naturaleza lo había obsequiado. Pasó gran parte de la madrugada entrando y saliendo del cuerpo de una mujer sensual y sexual; una hembra predispuesta a practicar el kamasutra, que recibía de buen grado y se acoplaba a cada una de las posturas que él le proponía adoptar. Un cuerpo que vibraba y se retorcía de gozo en cada una de las embestidas, caderas cimbreantes, manos juguetonas y bocas que saboreaban cada gota de placer...

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