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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


sábado, 8 de diciembre de 2012

GENTE DE GUSTOS MUY PECULIARES

    Hombres que se sienten atraídos por hermafroditas...
    La noche que Olivia N. conoció a JessicaKatty Lloyd y Wynie Smith acudieron a una fiesta que ofrecía El Elegante LA NOCHE DE ABREMELOYA!!! II en una conocida sala de conciertos de la capital. Pese a la insistencia de sus amigas, Olivia se negó a asistir porque el interesado, tras dejarla plantada, no se dignó a llamarla para invitarla personalmente. UN PLANTÓN NADA ELEGANTE Dicha circunstancia la impulsó a asistir al recital de flamenco que terminó tal como ya os contaba en este blog. ELLA ES ÉL, NADA ES LO QUE PARECE. Por tanto, al mismo tiempo que ella intentaba zafarse de las caricias de un veterano cantaor, sus amigas movían el esqueleto al son de la música que pinchaba el Elegante.
   Casualmente, Katty y Wynie, tras departir durante un buen rato con el anfitrión, se encontraron en la fiesta con dos tipos con los que coincidían de forma habitual en El Maligno: Candenauer y El Abogado. Ambos, atentos y solícitos, no se separaron del dúo femenino en toda la noche. Y tampoco ellas rechazaron la compañía masculina. Aunque ninguno de los dos era el típico hombre con el que se hubieran metido en la cama, les caían bien y se sentían cómodas en su compañía. Tanto, que cuando terminó la fiesta se fueron con ellos a El Maligno.
   Wynie conocía a Candenauer desde hacía muchísimos años y lo consideraba un amigo. Nunca había pensado en tener una relación sexual con él. Respecto a El Abogado, lo veía con frecuencia en El Maligno y solían charlar o bailar algún tema juntos, aunque tampoco le atraía físicamente. También Katty conocía a ambos y le ocurría igual que a su amiga: le resultaban simpáticos pero no sentía atracción física hacia ninguno de los dos. Sin embargo, esa noche se vio obligada a rechazar educadamente a Candenauer. Poco después de llegar a El Maligno, Wynie se puso a bailar con El Abogado y Candenauer aprovechó la oportunidad. Siguió a Katty hasta la habitación roja, se sentó a su lado y le pidió sin mayor dilación que terminara la noche en su cama. “Me caes muy bien, pero no tanto cómo para eso”, le contestó la dama con una sonrisa tímida. El hombre, que ya lo había intentado en anteriores ocasiones, no tuvo más remedio que darse por vencido.
   Katty y Wynie terminaron la noche solas y cada una en su casa. A veces, estas cosas pasan... También en El Maligno.
   Wynie se despertó sobresaltada al escuchar el teléfono sonar con insistencia. Se levantó a cogerlo, temerosa de que algo le hubiera ocurrido a su hijo, que pasaba el fin de semana con el padre. Afortunadamente, respiró tranquila al escuchar la voz de Olivia al otro lado del aparato. Ésta, de sopetón, le relató la aventura vivida junto a Jessica con todo lujo de detalles y le pidió que interpretara el insulto final. tortillera.
   -No entiendo por qué me dirigió esa palabra. Tortillera sería en caso de haber aceptado su oferta, ¿no? Estoy muy confundida, Wynie. No puedo dormir y no me aclaro con nada de lo que ocurrió. Me asusté mucho y la eché de casa. En tono agresivo, sí, corroboró. Me puse muy nerviosa. ¿Te imaginas lo que supone abrir el ojo y encontrarte a una tipa metida en tu cama y susurrándote al oído?
   -Es normal que te asustaras, Olivia. Se trataba de una desconocida y no sabías sus intenciones.
     -¿Por qué me llamó tortillera? ¿Tú que opinas?
     -Es muy sencillo, Olivia. No permitiste que te metiera su polla. Ni más, ni menos.
     -Yo no vi que tuviera polla.
   -Pero la tenía, estoy segura. Yo, como tengo que escribir sobre cualquier cosa para ganarme la vida, he llegado a redactar textos publicitarios para páginas calientes. La agencia que me encargó esos trabajos me envió imágenes para ilustrar los escritos. Tuve la oportunidad de ver fotos de mujeres guapísimas, con pechos prominentes y enormes pollas erectas. Como la que tendría tu amiga... Te repito que estoy segura de ello. Por dicha razón te llamó tortillera. Interpretó que no te gustaba su polla.
    -No la vi, pero creo que no me hubiera gustado. No me imagino a una mujer guapa, con una delantera generosa y una polla. Da igual que fuera grande o pequeña... Teta y sopa no caben en la boca, como dice el refrán, comentó riendo. Y a ti, ¿te hubiera gustado?
   -Por supuesto que no, aseguró Wynie. A mi me gustan los hombres-hombres, con aspecto varonil. No me imagino besando a una tía, por mucha polla que tenga.
    -¿Y tú crees que hay mujeres que consentirían una relación de ese tipo?
   -Puede, aunque según tengo entendido, ese tipo de mujeres a quién gustan es a los hombres. Hay machos a los que les debe poner cachondos tocar las tetas de una hembra que al mismo tiempo tiene un pene para darles por detrás, explicaba Wynie Olivia con palabras interrumpidas por las carcajadas de ambas.
    -Es que hay gente para todo en este mundo. Y, ahora que lo pienso, puede que abunden los hombres con esos gustos tan peculiares, indicó Olivia.
   -¿Lo dices por alguna razón concreta?
   -Sí, afirmó. Jessica llevaba muchísima pasta encima, te lo aseguro. Además de la cartera llena de billetes, todo lo que vestía y los cosméticos que sacó en el baño eran de marcas de lujo, chaneles y demás. ¿Y de dónde saca tanto dinero? Pór lógica, de la prostitución.
    Sí, está claro. La mayoría de los travestís viven del sexo. Y, aunque los habrá operados, creo que los que más abundan son los hermafroditas, es decir, los que poseen los dos sexos y usan ambos para dar placer. O mejor dicho, venderlo, como Jessica...
   Aclarado el asunto, las amigas colgaron el teléfono y continuaron con la actividad que más necesitaban. Y en esta ocasión no era el sexo, sino el sueño reparador...                                        

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