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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


domingo, 9 de diciembre de 2012

EL ENIGMA DESCIFRADO

Preguntó el nombre del caballero en cuestión y se quedó de piedra al escucharlo..
    El estilismo de Olivia levantó pasiones cuando llegó, sola, al concierto de Dardem. En sus propias palabras, una banda de “rock lírico y poderoso”. Había sido invitada por el cantante del grupo, aunque también conocía al resto de sus miembros. Vestía un vaquero de marca, botas altas y una cazadora corta de cuero rojo, tipo cowboy, con la espalda llena de flecos. Después de un día entero haciendo el amor, su aspecto era radiante y su rostro lucía placentero, relajado y sonriente. UNA MUJER EXULTANTE Sus amigos la recibieron con un rosario de halagos y piropos y se desvivieron en atenciones hacia ella: “dónde te gustaría sentarte, qué te apetece tomar”, etc. Exultante, Olivia se limitaba a pedir sin pasarse y a regalarles el brillo de sus ojos y las sonrisas de sus labios encarnados... Finalizado el concierto, los artistas la invitaron a continuar la velada en el camerino, donde tenían comida, bebida e iban a estar muy cómodos.
   Un sofá rojo del mismo tono que la cazadora cowboy de Olivia, un par de sillas blancas y una mesa rectangular del mismo color, llena de latas de cerveza y de refrescos, botellas de agua y de vino tinto y viandas variadas conformaban el amplio salón que servía de zona común, y desde donde se accedía a los camerinos individuales de cada artista. Ella era la única mujer de una reunión formada por los miembros de la banda, el director de Comunicación y un atractivo galán amigo de éste último, diseñador de moda. Tras saciar un poco la sed y el hambre, los músicos se marcharon a desmontar y Olivia se quedó con el director de Comunicación y el diseñador. Este último no paraba de piropearla y alabar su indumentaria. El de Comunicación se marchó -en sigilo y sin soltar palabra- y los dejó solos.
  El diseñador le habló de vestidos, chaquetas y pañuelos; bolsos y zapatos; desfiles, festivales y ferias... De las Semanas de la Moda de Paris, Londres, Milán, Nueva York, Tokio y, por supuesto, Madrid. Y de las piezas de alta costura que se fabrican con mimo en Líbano, país natal del gran Elie Saab. A Olivia le sonaba el nombre de este creador, aunque desconocía que hubiera nacido en tan conflictiva tierra. Y mayor sorpresa le causó el hecho de que en un país en guerra constante se fabricara ropa de alta costura...
  Entre ellos se fue creando una complicidad que derivó en charla cercana, en gustos similares e incluso en allegados en común. Debe ser que el mundo es pequeño y el diseñador, de modo casual, se refirió a una amiga de gusto exquisito, consumidora de bolsos de marca y algún que otro modelito exclusivo. Ahondando en la identidad de la mencionada mujer salió a colación su marido, un ejecutivo de una conocida multinacional del espectáculo. Sin saber por qué, de forma instintiva, Olivia preguntó el nombre del caballero en cuestión y se quedó de piedra al escucharlo: correspondía al de El Ejecutivo leonino UN LEÓN DISFRAZADO DE EJECUTIVO al que había amado en un par de ocasiones, con las nieves de Navacerrada como testigos silenciosos de unos encuentros que, al parecer, eran clandestinos aunque ella se acabara de enterar justo en esos instantes. Sin premeditación ni alevosía. Sin provocar ni esperar aquellas palabras que la dejaron blanca, enmudecida e inmóvil. No porque amara a El Ejecutivo ni estuviera esperando nada de él, sino porque le resultaba imposible entender cómo se podía mentir   -o mejor dicho, ocultar la realidad- de esa manera tan cínica con apariencia de normal y desenfadada... Preguntó a su acompañante dónde estaba el baño y desapareció de su vista antes de que terminara de relatar la indicación. Necesitaba echarse agua en la cara para aclarar sus ideas, tomar un respiro y continuar en la fiesta y en la noche como si no hubiese escuchado nada incómodo.
  Mientras secaba su cara con un pañuelo de papel que llevaba en el bolso, rememoraba su último encuentro con El Ejecutivo LA PASIÓN Y EL ENIGMA y encontró la respuesta evidente al porqué de su negativa a culminar aquellos besos furtivos en una fría sala de juntas con el regalo mutuo de unas horas de éxtasis. Ya estaba claro: era un hombre casado con obligaciones familiares. "Amante casado, amante desechado" -dedujo- y siguió a lo suyo: disfrutar de la fiesta y de la noche. Tampoco merecía la pena perder el tiempo pensando en un amante ocasional, teniendo al lado a un apuesto caballero...
   Olivia terminó la noche con el diseñador. En plan colegas, hablando de todo un poco. Al alba se intercambiaron teléfonos, perfiles de redes sociales y se despidieron...                              

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