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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


domingo, 16 de diciembre de 2012

DE SIMÓN A SIMONETTA

Lejos de su tierra, decidió dar el paso que cambiaría su identidad y lo convertiría en la hermosa mujer que ahora es... 
  Ayer me llamó mi prima Simonetta desde Barcelona. Hacía varios meses que no hablábamos y escuchar su voz avivó mis recuerdos de nuestros tiempos de colegiales, cuando ella era un niño y se llamaba Simón. En aquella época estábamos siempre juntos y podría decirse que ambos éramos niños especiales. Yo tenía por dientes delanteros dos grandes paletas de conejo que se clavaban en mi labio inferior, y mi aspecto provocaba las burlas del resto de la chiquillería. De Simón también se reían porque hablaba y gesticulaba como una niña. En realidad, era una niña encerrada en un cuerpo de niño... El rechazo que los demás sentían y manifestaban hacia nosotros nos unió para siempre. Nos hicimos compañeros inseparables. Compartíamos juegos, ilusiones y preocupaciones. Nos llamábamos primos aunque, en realidad, nuestro parentesco era muy lejano. La ciencia corrigió nuestros aspectos infantiles y el tiempo nos alejó físicamente, pero la férrea amistad de la niñez permaneció inalterable... 
                                  
    Simón emigró a Barcelona con 13 o 14 años, en los albores de la democracia española. Y allí, en la capital catalana, lejos de su tierra natal y donde nadie lo conocía, decidió dar el paso que cambiaría su identidad y lo convertiría en la mujer que ahora es. Quizás fuera uno de los primeros hombres en España que tomó hormonas para que crecieran sus pechos y desapareciera de su cuerpo el incómodo vello masculino. Cambió su nombre por el de Simonetta y se dedicó a cultivar las dotes del artista que llevaba dentro... Cantaba, bailaba y contaba chistes... Alcanzó la mayoría de edad convertida en una auténtica vedette y su fama se extendió por todos los rincones de la ciudad. Los clubes más concurridos se disputaban sus servicios. Empezó a ganar dinero y a completar y perfeccionar la ansiada transformación. 
   Atrás quedaron los días de niño acomplejado al que llamaban “mariquita”, y traumatizado en la prisión de la ajena identidad que la Naturaleza quiso otorgarle... Hoy, Simonetta es una hermosa mujer y una auténtica estrella del espectáculo y el show bussiness. Goza de una acomodada posición económica, ha actuado en prestigiosas salas de cabaret a lo largo y ancho del orbe y, además, ha cosechado grandes éxitos como escritora de libros de cocina y autoayuda. Entre fogones ha prodigado su ingenio y talento inventando recetas que mezclan ingredientes típicos de la gastronomía catalana y andaluza. Y ha vendido como rosquillas sus manuales de autoayuda. No me quedo corta si digo que, gracias a sus consejos, miles de adolescentes se han atrevido a desenmascarar sus tendencias sexuales y dar el complicado paso de adaptar sus cuerpos al del sexo que realmente querían y la madre Naturaleza se empeñó en negarles. 
    Me confieso admiradora incondicional de mi prima Simonetta. Aunque pasen varios años sin que nos hayamos visto y nuestro contacto se reduzca a una conversación telefónica      -larguísima, por cierto- cada dos o tres meses, nos queremos y sabemos que siempre podremos contar la una con la otra... 
  Mientras hablábamos ayer, recordé una de las recetas más famosas de mi prima: solomillo de cerdo al cava. La he preparado en alguna ocasión, cuando ella se la inventó hace ya una década, pero no recordaba bien sus ingredientes ni cómo se hacía de forma exacta. Aproveché nuestra charla para refrescar la memoria... Tengo previsto cocinarlo mañana y traer la receta a estas páginas. ¡FELIZ FIN DE SEMANA! 

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