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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


domingo, 9 de diciembre de 2012

LA BÚSQUEDA DEL AMOR

..Había buscado el amor sin resultado en tantos sitios que ya dudaba sobre la conveniencia de buscarlo...
    Katty Lloyd anda un poco desquiciada últimamente. Le ha salido mucho trabajo en nuevas campañas publicitarias y va como una loca corriendo por el centro de la ciudad con el set de maquillaje, de casting en casting y de plató en plató... Tanta ocupación laboral le ha restado tiempo a sus ratos de ordenador, así que no le ha quedado más remedio que hacerse con un Smart Phone. Entre las conversaciones con sus amigas, los contactos en las redes sociales y la búsqueda del amor de su vida en la pantalla del portátil, era consciente de que no podía vivir desconectada. Estrenó el cacharrito para ponerle un e-mail a su amante belga y hablarle de sus éxitos profesionales. Seductora, coqueta y algo vanidosa, está encantada de lucirse en las vallas publicitarias de las principales capitales del mundo y se lo cuenta a todo el que quiera escucharla. El belga no le contestó. “Sigue agazapado”, se lamentó mediante un whatsapp a su amiga Wynie SmithLOS AGAZAPADOS.
                                       
    Katty no quiere, no puede y ni siquiera sabe vivir sin amor. Le ocurre como a Emi Abbott. Siempre tienen que tener la cabeza ocupada con una novelería sentimental. Desde hace varios meses, la modelo se ha creado algunas expectativas sobre la posibilidad de encontrar por Internet al amor de su vida. UNA MUJER, UN ORDENADOR Y UN SUEÑO Ha tenido varias citas: desde El Ejecutivo que no quería sexo hasta el médico que necesitaba demasiado, pasando por un macarrita de discoteca con un cuerpazo que la citó en su apartamento y, tras quedarse satisfecho con un revolcón -para ella, efímero- la despidió amablemente con la excusa de que llegaba su novia... En resumidas cuentas, claras decepcionesLA DECEPCIÓN DE KATTY LLOYD
    Hace varios días recibió un mensaje de un apuesto galán, empresario, que la invitaba a tomar un café. El caballero en cuestión, según informaba en su perfil, era viudo, sin hijos y quería rehacer su vida. En fin, una relación estable... Katty, en realidad, no tenía muy claro lo que quería. Encontrar el amor ideal -el hombre de su vida que no llegaba- le parecía tarea harto difícil, así que se conformaba con tener un buen amante. Se consideraba una mujer sexual, aunque no promiscua. Saltar de cama en cama no iba con su carácter. Prefería tener un hombre fijo, aunque solo fuera para el sexo...
   Se citó con su pretendiente en una refinada cafetería de su barrio y degustaron una suculenta merienda, a la que, como no esperaba menos, fue invitada. Ella, que estaba muy emocionada con los contratos publicitarios que había firmado días atrás, le empezó a hablar de su trabajo. En poco tiempo se dio cuenta de que a su acompañante no le interesaban en absoluto los anuncios ni el mundo publicitario. Lo dejó hablar y en qué mal momento. El caballero se había presentado como empresario, pero no había desvelado a qué se dedicaba su empresa. La firma en cuestión resultó ser una funeraria y Katty estuvo durante más de una hora escuchando características de la madera, el diseño y los precios de los ataúdes. Recibió una clase sobre la atención al cliente en los distintos tanatorios de Madrid. Incluso escuchó algún improperio del tipo “si tú y yo llegamos a algo serio, podrías encargarte de los pedidos después del verano... Muere mucha gente en esas fechas...”. Katty se quedó estupefacta o, para ser más exactos, horrorizada. Estuvo a punto de levantarse y salir corriendo de allí, pero su educación exquisita y refinada se lo impedía...
   Se despidió amablemente en un instante en que aquella enciclopedia de la muerte se quedó muda. El silencio se interpuso entre ambos. Katty vio la oportunidad, miró su reloj de pulsera y le dijo simplemente:
    -Gracias por la merienda. Debo marcharme, tengo un compromiso.
  -Espera. ¿Por qué? Te he aburrido, ¿verdad?, escuchó mientras se levantaba y abandonaba apresurada la cafetería.
    Caminó a paso rápido en dirección a su casa. Por el camino pensaba si ligar por Internet la llevaría algún día a caer en los brazos deseados. Había buscado el amor en su entorno profesional, en las barras de los bares y en las pistas de baile de las discotecas... Sin resultados... Ahora lo buscaba en la red y empezaba a dudar, incluso, de la conveniencia de buscarlo...                            

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