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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


miércoles, 19 de diciembre de 2012

SEXO EN LA PISCINA

    Besos mojados en la calma del agua clara...
   Katty Lloyd anda deshojando la margarita entre varios pretendientes. Antes de tomarse unas vacaciones familiares -que disfrutará en compañía de su madre y de su hijo- quiere darle alguna alegría a su cuerpo que mitigue el aburrimiento de estos tediosos días de calor en el asfalto madrileño. Por la ausencia de llamadas o mensajes de su parte, no llegó a citarse con el arquitecto al que había conocido en un portal de relaciones de Internet. Tampoco lo hizo con EL MUSCULOSO debido a la falta de acuerdo para compaginar la agenda de ambos. En la lista faltaba El Pijo que, en honor a la verdad, había sido el que más había insistido en que quedaran antes de que ella se marchara.
     En su imponente automóvil rojo, El Pijo la recogió en la puerta de su casa y la llevó a cenar a un exclusivo restaurante en la lujosa urbanización privada donde él residía, a unos quince kilómetros de Madrid.
    Katty se encontraba como pez en el agua en aquel ambiente sofisticado y elegante del que empezó a disfrutar nada más cruzar la cancela de hierro por la que se accedía a la urbanización y recibir el afectuoso saludo de los guardas de seguridad que custodiaban la entrada. Circulando a escasa velocidad, contemplaba la vasta extensión de los terrenos que ocupaban unas mansiones ocultas tras la frondosa vegetación que las protegía de miradas intrusas. No se veía una sola edificación desde el exterior, aunque podía adivinarse lo grandes que eran.
    El día cedía el paso a la noche y, por las aceras anchas que rodeaban vistosos jardines cuidados con esmero, Katty observaba el paseo lento y relajado de las señoras vestidas de alta costura que chismorreaban entre ellas, seguidas de las criadas uniformadas llevando los carritos de los niños. El aura de sofisticación que envolvía el ambiente continuó en el restaurante, donde los trataron con delicado refinamiento, y tuvo su colofón de oro en la gran mansión donde el pijo residía con sus padres, que se habían marchado de vacaciones. El Pijoes hijo único, por tanto, estaban solos en la interminable vivienda. Cuando llegaron, él la condujo a su habitación, abrió el ventanal y le mostró la fabulosa piscina en la que iban a bañarse desnudos con la tranquilidad absoluta de que nadie los vería ni los perturbaría.
    Besos mojados en la calma del agua clara, manos que acariciaban con mimo y boca que se esmeraba en provocar placer. El sueño de Emi Abbott. El caballero. La mansión. La piscina. Y el amor. La ambición de Katty que parecía haberse cumplido. LOS HOMBRES DE KATTY
     Solo cuando sintió en su interior aquel penecillo que apenas se dejaba sentir, despertó del encantamiento y pudo dar carta de certeza a las palabras de su amiga Wynie. “lo perfecto no existe”. No obstante, miró a su alrededor, pensó que era feliz y se propuso disfrutar de la intensidad del momento. Del que estaba viviendo y de los que tuvieran que llegar junto a aquel maduro joven de 30 años, inteligente, buen conversador, con sentido del humor y, además, rico. “A veces pasa que has encontrado lo que buscas y no sabes que lo tienes delante”, pensó al tiempo que cerraba los ojos para deleitarse con las gozosas y delicadas caricias que estaba recibiendo...                                                                     

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