.

.
Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


miércoles, 5 de diciembre de 2012

AÑORANZA

     ...Las manos de El Polaco se paseaban por su vientre...
    Sobresaltada, Emi Abbott abrió los ojos después de una siesta de tres horas. Llevaba varios días en que, más que andar, arrastraba su cuerpo. Llegaba tan agotada del trabajo que no podía ni comer. Ni siquiera tenía fuerzas para pasar un rato con sus hijas. Directamente, se metía en la cama y se dejaba dominar por el sueño. Esa tarde sintió calor... Mucho calor. Las manos de El Polaco EL DESPERTAR SEXUAL DE EMI ABBOTT se paseaban por su vientre. Sus labios acariciaban la piel suave del cuello, saboreando cada milímetro y avanzando lentamente hacia la comisura de los labios. Su lengua húmeda se introdujo en la boca sedienta, sus manos bajaron al bosque e iniciaron un recorrido por el sendero mojado...
                             
    Fue entonces cuando el calor se convirtió en escalofrío y la ansiedad en angustia. Cuando la conciencia superó a la fantasía y la avisó de su confusión. No era real el objeto de su deseo: no estaba allí ni la había tocado desde hacía mucho tiempo. Eran sus propias manos las que acariciaban su cuerpo y su propia lengua la que regaba los labios resquebrajados... Pensó en los hombres que llegaron después de El Polaco: el lánguido Cupido LOS NUEVOS MUNDOS DE EMI ABBOTT el monumento de chocolate que la amó en Las Bahamas LA LUNA ADORNÓ DE REFLEJOS PLATEADOS SUS CUERPOS DESNUDOS.      La suerte la había acompañado en sus aventuras amatorias, pero era consciente de que con ninguno de ellos vibraba su cuerpo como lo hacía con él. Se incorporó en la cama y el sonido del teléfono repiqueteó en sus oídos. Se levantó, agarró el aparato y escuchó la voz de su añorado amante.
    -Te deseo, te necesito. Nunca te olvidaré.
    -Estaba soñando contigo. Sentía mucho calor y, al despertarme y darme cuenta de que era un sueño he temblado de frío. Tu ausencia hiela mis huesos.
     -Y la tuya me tiene desquiciado. No quiero vivir sin ti, Emi.
     -Pero yo no puedo vivir contigo. Ya lo sabes. También yo sufro el dolor de la pérdida.
   -No me has perdido. Soy tuyo aunque esté lejos. Y me pesa mucho saber que eres el último tren de mi vida y no puedo cogerlo. Te he llamado porque te necesito. Quiero besarte y abrazarte. Apretarte contra mi pecho y meterme dentro de ti. Despedir el día y recibir a tu lado la mañana siguiente.
     -Ven a verme.
     -No. No es suficiente para calmar mi sed. De ti no quiero un poco. Lo necesito todo.
     -Confórmate con lo que puedo darte.
     -No, negó de nuevo antes de colgar el teléfono.
     Emi sintió el click como una espada que se clavaba en cada músculo de su cuerpo. La añoranza irrumpió en la habitación y se apoderó de su cuerpo y de su alma. Cerró los ojos y vio a El Polaco desnudo. Se deleitó en el recuerdo de su anatomía delgada y fibrosa, el pecho lampiño, el vientre liso, el pubis dorado y el enorme falo que se alzaba para mostrarle el paraíso... Intentó quedarse dormida para volver a verlo y revivir la pasión, pero la añoranza no se lo permitió. Más bien al contrario: se sentó junto a ella en la cama y le habló del desamor, la soledad y la negritud de una existencia sin anhelos. Las lágrimas inundaron su mirada azul. Era consciente de que no podía entregarse a El Polaco. Ni siquiera debería permitirse el lujo de anhelarlo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario