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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


domingo, 20 de mayo de 2012

¿El Tamaño Importa?

Conversación femenina en el salón de un apartamento del centro de Madrid
    Dice Emi Abbot que la polla de su amante polaco es del tamaño de un vaso de cubata y que esa desmesura la vuelve loca. Además de El Polaco, Emi tiene un amor platónico con el que nunca ha compartido cama -por eso es platónico, claro- pero al que un día perdido ya en el tiempo -aunque no en su memoria- llego a tocarle la herramienta por encima del pantalón tejano y comprobó admirada que le llegaba casi a la rodilla. Este fenómeno, al parecer, ha impedido que lo olvide pese al paso de los días, los meses y los años...
    Cuando se lo contó a sus íntimas, Katty Lloyd se echó las manos a la cabeza y de sus labios escapó un grito de horror. Ella asegura que un aparato tan descomunal no sirve para nada porque no se levanta y, en consecuencia, nunca será una polla dura, sino morcillona. Katty no quiere, ni tampoco necesita, según confiesa, un pene que pase de los quince centímetros. Aunque afirma que el tamaño importa, le da un valor solo relativo.
    -La importancia del tamaño no me parece crucial, pero reconozco que si me voy a la cama con un tipo que acabo de conocer y la tiene muy pequeña me produce frustración. Hasta me da un poco de corte mirarla o tocarla, cuenta a sus amigas en el transcurso de una reunión femenina en el salón del apartamento de Olivia N.
     
    -Pues a mí, de corte, nada. El problema, si es que existe, es suyo, replica Wynie Smith en tono descarado. Uno de mis mejores amantes la tiene pequeña, muy pequeña -revela- y me lo paso genial con él. En el sexo, la boca o las manos pueden jugar un papel tan importante como el de la polla. Lo que ocurre -prosigue con discurso de experta- es que los machos suelen dar a sus vergas más importancia de la que realmente tienen. La mayoría de las veces están tan obsesionados con el tamaño, con que se ponga dura y con impresionar a su pareja que se olvidan de que los juegos sexuales también existen y generan orgasmos estupendos, argumenta convencida.
    Desparramando su hermosura en toda la extensión del sofá de su apartamento, Olivia N. mira de reojo a Wynie Smith que, sentada a su izquierda en una silla de diseño roja, continúa su exposición sobre pollas, clítoris y orgasmos en tono pausado y didáctico, como si disertara sobre un complicado teorema matemático. De repente, Olivia da un brinco del sofá y, con las manos en jarra, espeta a su amiga:
    -¿Sabes lo que yo tengo claro e estas alturas de la vida, bonita? Que cuando un tipo te diga que el tamaño no importa es porque la tiene pequeña.
    -Ja, ja, ja. Tú sí que sabes de lo que hablas, la secunda Emi Abbott.
   -¿Y vosotras que os creéis, que lo que yo os cuento lo he aprendido en los libros?, replica Wynie Smith. La experiencia me ha enseñado que hay dos tipos de hombres sexualmente hablando, puntualiza: los que tienen un pollón y solo se preocupan de meterla y sacarla, y aquellos a los que la naturaleza no ha dotado tan bien y procuran esmerarse con todo tipo de juegos y fruslerías para complacer a la hembra. Sabéis que uno de mis amantes habituales pertenece a la primera categoría y no es, precisamente, el que más feliz me hace en la cama, por muy grande que la tenga. Mi conclusión, por tanto, es que la importancia del tamaño es relativa. No es mejor amante el que más grande tenga la polla, sino el que mejor sepa jugar con su lengua, ¿me entendéis?
    -Claro que te entiendo, pero ésa es tu opinión. Yo, desde luego, una polla pequeña no la quiero para nada. A mí lo que me gusta es que me metan una buena tranca, suelta Olivia N. al tiempo que sus palabras se mezclan con sus propias risas y las del resto del gineceo.
    -A mí también. No hay nada mejor que eso, corrobora Emi Abbott. ¿Os acordáis de aquel chico pijo tan guapo que me llevé una noche a casa de Wynie? Me gustaba mucho, pero no repetí con él porque nunca en mi vida había visto una polla tan pequeña. ¡¡¡Qué perezón!!!, exclama ante las carcajadas de sus amigas.
    -Pues lamento deciros que yo estoy al lado de Wynie, aclara Katty Lloyd. El tamaño importa relativamente. Prefiero a un hombre que me haga feliz con los toqueteos y los besuqueos, aunque no la tenga muy grande, que a un tipo pegado a una tremenda polla que no pare de meterla y sacarla. ¡Qué cansancio y qué dolor!
     
    -En mi opinión, estáis un poco confundidas, chicas, tercia Emi Abbott. El hecho de que un hombre tenga una buena verga no lo limita para practicar el resto de los juegos de alcoba. Os aseguro que mi amante polaco da para todo, así me tiene de contenta, relata orgullosa.
  -La perfección no existe, querida, interfiere Wynie Smith. O exageras sus virtudes amatorias, o El Polaco es la excepción que confirma la regla.
   -Ni exagero ni necesito hacerlo. Es la realidad y tú lo sabes. Te lo he contado muchas veces, Wynie, ¿Por qué no me crees?
    -No es que no te crea. En tu caso ocurren dos cosas: la primera, que no has probado a muchos hombres y te faltan elementos para conformar una opinión de peso sobre el asunto. La segunda, pero no menos importante, es que tu polaco tiene 60 años. Si no ha flaqueado ya, poco le falta, indica con una sonrisa irónica.
   -Estoy de acuerdo, corrobora Katty LLoyd. A partir de los cuarenta la potencia del llamado sexo fuerte empieza a esfumarse. Lo certifico porque lo he comprobado en más de una ocasión.
    -Escuchad, chicas, interrumpe Olivia N. La importancia del tamaño está en relación directa con la manera que tiene cada hembra de disfrutar del sexo. No es lo mismo sentir orgasmos vaginales que ser clitoridiana.
    -Desde luego. Yo me considero clitoridiana, pero eso tampoco significa que no tenga orgasmos vaginales. Por supuesto que los disfruto, aunque he de reconocer que la intensidad es distinta. Mi cuerpo vibra de otra forma cuando la excitación proviene del clítoris. La sensación es más fuerte, apunta Wynie Smith. Es posible que por dicha razón no le dé tanta importancia al tamaño, aclara.
    -Por esa misma razón se la doy yo, indica Olivia. Mis mejores orgasmos se producen con la penetración, no con la excitación clitoridiana. Está claro por qué no me divierto si mi pareja la tiene pequeña.
    -¿Emi?, inquiere Wynie Smith.
    -Me ocurre exactamente lo mismo que a Olivia, responde la aludida.
   -Yo soy multiorgásmica, se define Katty Lloyd. Lo mismo disfruto con la penetración que con la excitación del clítoris. Si tengo un amante experto en esto último no echo de menos la penetración. De hecho, El Belga, que es el que más feliz me hace, es medio impotente. Se le baja cuando tiene que ponerse el condón, pero no me importa. Es tan bueno en el resto de las cositas... concluye con una sonrisa pícara.
    La pena es que está casado y me dejó muy claro lo que había desde el primer día que nos conocimos. Ahora, después de varios e intensos encuentros, me veo obligada a luchar contra mis sentimientos para no enamorarme de alguien que nunca será del todo mío, comenta mientras su gesto se tuerce y se vuelven tristes sus ojos verdes.
    -Ya, cariño. Acabo de decir que la perfección no existe. Todos tienen un defecto, y el de tu belga es que está casado, la consuela Wynie Smith.
    -¿Qué os parece si dejamos para otro día el tema de las relaciones con hombres casados y nos vamos a tomar algo?, sugiere Emi Abbott, dando por finalizada la tertulia ante el asentimiento del resto de sus amigas, mientras Wynie Smith pellizca la mejilla de Katty Lloyd en un intento de devolver la alegría a su semblante entristecido. 
    Espero vuestros comentarios a este artículo. ¿Creéis que el tamaño importa?
                                                                                            RoCastrillo

1 comentario:

  1. ¿Creéis que el tamaño del pene influye en que una relación sexual sea más o menos placentera? Espero vuestros comentarios.

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