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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


domingo, 20 de mayo de 2012

Albóndigas de Merluza


    La receta con solera que os presento hoy, albóndigas de merluza, es una exquisitez que he elaborado siguiendo el Cuaderno de Pescado que mi abuela terminó de escribir en 1928. RECETAS CON MUCHA SOLERA Su preparación resulta entretenida -aunque no difícil- y requiere, como la mayoría de los platos que ella dejara plasmados en sus viejos cuadernos de cocina, de una buena dosis de paciencia. En primer lugar, copio textualmente de la receta original los ingredientes utilizados, y continúo luego con el modo de preparación.

   

INGREDIENTES:
Un kilogramo de merluza que no sea de la parte de la cabeza. un manojo de perejil, seis dientes de ajo, un casquito de cebolla, dos cucharadas de pan rallado, pimienta molida, el zumo de medio limón de tamaño regular, un huevo crudo.
Para la salsa: el caldo donde ha cocido la merluza, azafrán, una hoja de laurel, una ramita de perejil, dos dientes de ajo, una cucharada de almendras fritas, una cucharadita de harina tostada y una yema de huevo cocida.

MODO DE HACERLAS:
Después de cocida la merluza, límpiese de piel y espinas y desmenúcese. Májense los ajos crudos, el perejil y la cebolla algo frita. Amásese todo con el pan rallado, el huevo crudo y el limón, sazonándolo de sal y pimienta. Fórmense las albóndigas ni muy grandes ni muy chicas, envuélvanse en harina y fríanse en aceite bien caliente hasta dorarlas.
Mientras se fríen, confecciónese la salsa del modo siguiente: échese en una cazuela 200 gramos de aceite, se pone al fuego, se fríen las almendras, los ajos y el perejil y se pasa todo al mortero majándolo muy bien con la yema del huevo cocido y la cucharadita de harina tostada. Deslíese después con caldo del que cociera el pescado, bátase el conjunto con el aceite, póngase al fuego sin dejar de moverlo, añádase el laurel el azafrán y cuando esté bien caliente y ligado, viértase sobre las albóndigas para servirlas enseguida.

    He cocinado las albóndigas siguiendo fielmente las instrucciones de mi abuela. La única modificación es que no he usado el mortero, sino la batidora, para majar los ingredientes. Tampoco las he servido nada más terminar de hacer la salsa, como reza en el escrito. Lo que hice fue echar la salsa sobre las albóndigas y calentar todo a fuego lento justo antes de servir el plato.

    Mi consejo es que preparéis esta receta cuando queráis agasajar a vuestros amigos o familiares con una cena especial. Es lo que yo hice y creo que triunfé, a juzgar por los halagos de mis invitados.
¡FELIZ TARDE DE DOMINGO!
                                                                    RoCastrillo

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