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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


lunes, 28 de mayo de 2012

El Muchacho de la Falda Escocesa

     "Esta noche voy a terminar quitándote la falda"
    Antes de conocer al hombre que se convirtió en su marido y padre de su único hijo, Olivia NMis Amigas  tenía un novio al que plantó por ese hombre que creyó el amor de su vida. El novio, dolorido por el abandono, le echó en cara que lo sustituyera por otro más rico... No fue ése el motivo y Olivia se lo repitió una y otra vez... Se había enamorado de verdad y, con la fuerza que embiste la pasión a los veinticinco años, lo dejó todo para seguir a quién consideraba su gran amor. Hasta el punto de prescindir de su negocio recién abierto y funcionando a las mil maravillas; de su familia, de sus amigos y de su ciudad. Se trasladó a Madrid con lo puesto, en pos de quién veía como a su príncipe azul, aunque más pronto que tarde se convirtiera en sapo....
    Años después trajo un precioso niño a este mundo, y la vida también le trajo a ella una buena dosis de infelicidad conyugal. A veces recibía cartas de su ex novio, en las que le aseguraba que era el más hermoso de los amores que había tenido y que nunca la olvidaría. Y sus lágrimas borraban la tinta con la que ese primer amor escribía siempre la misma frase: “sueño con acariciar de nuevo tu piel color de aceituna...”
    A través de amigos comunes, al novio le llegó la noticia del divorcio y corrió de nuevo a buscarla. Olivia acababa de comprarse una casa en la playa, cerca de la ciudad donde ambos nacieron, y decidió estrenarla con él. Rememoraron juntos el primer día en que se conocieron. Él trabajaba de camarero en un bar escocés situado en la misma localidad costera y vestía falda de cuadros a la usanza... Ella acudió allí son sus amigas y, en la primera ocasión que tuvo, le soltó un “esta noche voy a terminar quitándote la falda”. Ya era una mujer con las ideas muy claras y pisaba fuerte... Vivieron un romance intenso y corto que el muchacho de veintiuno convertido en hombre de treinta y cinco no conseguía olvidar.
     Estaban allí de nuevo, en una casa vacía que olía a obra y a pintura terminándose de secar. Los años pasados no restaron ímpetu a la pasión que disfrutaban cuando fueron novios y eran tan jóvenes. Más bien al contrario. Olivia se vio primero y se soñó después empotrada contra la pared lisa y recién acabada, los brazos musculosos rodeándola, el miembro viril excavando su interior con destreza, sus gritos de placer rompiendo el silencio que los rodeaba... Muchas veces imaginó dormida y despierta la mañana de gozo con la que celebró el estreno de su flamante vivienda en la playa...
      En los días, los meses y los años sucesivos, su cerebro reproducía con cierta frecuencia las escenas de aquel encuentro y la fotografía del cuerpo musculoso del muchacho de la falda escocesa que fuera su primer amor revoloteaba por su cabeza cual mariposa atraída por el polen de la flor deseada...
      Ayer mismo las fantasías y ensoñaciones de Olivia tocaron la realidad. Cuando llegó a casa después de pasar una jornada de diversión familiar, encontró el siguiente mensaje en su contestador automático. “Necesito verte. Tengo una nueva kilt que te va a encantar”. Aunque había pasado cuatro años sin escucharla, reconoció su voz. No le hizo caso porque estaba atareada y tampoco entendía la palabra kilt. Siguió a lo suyo hasta que un rato después sonó el teléfono. Era él. Le aclaró que una kilt es una falda escocesa, que tenía una nueva y que soñaba sin cesar con que ella se la quitaba.
     Mientras su hijo jugaba con sus primos en el salón, Olivia mantenía una fogosa conversación telefónica en la cocina y rememoraba el empotramiento contra la pared recién pintada del salón de la casa de la playa. Le parecía sentir el contraste de su cuerpo caliente con el frío suelo de la vivienda recién estrenada donde se amaran la última vez, pero estaba en la cocina de su casa de Madrid escuchando susurros sugerentes y sintiendo a su sexo humedecerse... Quedaron en verse pronto. Él le aseguró que la visitaría en breve...

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