Emi, Olivia y Katty quieren enamorarse y están buscando a un hombre de verdad. Lo comentaban durante una reunión reciente en la barra de un bar cercano al domicilio de Wynie. la única del grupo que asegura no buscar nada ni a nadie. En el citado local coincidieron, casualmente, con Candenauer, GENTE DE GUSTOS MUY PECULIARES que llegó solo. Instantes después de saludarlas amablemente, y tras ser invitado a tomar asiento junto a ellas soltó, en tono lapidario, la siguiente frase : “los bares están llenos de gente sola”.
-Nosotras estamos muy bien acompañadas, ¿no te parece? , inquirió Wynie con una sonrisa ancha.
-No, no me parece, insistió el hombre. Hoy os habéis juntado aquí, pero la realidad de vuestra vida es la soledad. Me refiero a que no vendríais aquí a pasar la tarde si tuvierais una buena compañía en casa, precisó.
-Ya tengo a mi hijo. Ni necesito ni quiero otra compañía, afirmó Wynie.
-Eso es lo que tú te crees, saltó Katty. No quieres porque no la has encontrado. A todos nos encanta que nos amen y nos mimen. La soledad no es plato de buen gusto para nadie. No te engañes.
-No lo hago. Te lo digo absolutamente convencida. No quiero compartir mi vida con nadie distinto a mi hijo, contestó la aludida.
-No seas tan categórica, que luego te sale el tiro por la culata, apuntó Olivia con una media sonrisa.
-Así es, certificó Katty. ¿Os acordáis cuando yo estaba con El Belga y sufría porque era un hombre casado? KATTY, SU AMANTE BELGA Y EL ABISMO Ella se escandalizaba y aseguraba, con la misma rotundidad que ahora, que nunca se iría con un hombre casado.
-Hasta que llegó Ése, ¡jaja!, irrumpió Emi con la ironía malévola que caracterizó sus escasas palabras durante el resto de la conversación. EL ANSIA DEL AMOR PROHIBIDO Y ESQUIVO
-No quiero hablar del asunto. Os he dicho hasta la saciedad que no lo sabía cuando me fui con él la primera vez. Punto y pelota. Ni Ése, ni el otro ni maroto. Mejor sola que mal acompañada, sentenció Wynie.
-¿Y por qué tiene que ser mal acompañada?, preguntó Olivia. Piensa en un hombre que te quiera, te respete y te cuide. Un hombre que merezca la pena de verdad. Seguro que los hay, y yo no niego que me encantaría encontrarlo.
-Aquí tienes uno, se ofreció Candenauer. Yo soy un enamoradizo. Me enamoro de todas las mujeres que me llevo a la cama.
-Lo has llamado amor, pero querías decir sexo, le recriminó Katty. Y, por lo que a mi respecta, estoy cansada del sexo por el sexo. Y de meterme en cualquier cama. No quiero volver a irme con un tío que solo piense en eso. Necesito escuchar un “te quiero”, un “ven aquí, cariño”. Saber que me quieren, me respetan y me cuidan, como acaba de decir Olivia. ¿Por qué negarlo?
-Me estoy ofreciendo, pero ninguna me hacéis caso, insistía Candenauer. ¿No buscáis un hombre que se enamore? Yo soy de ésos, de verdad. Me enamoro como un adolescente.
-La noche del polvo, apuntó Emi, incisiva y escueta.
-No, no... A todos nos gusta el sexo, no vamos a negarlo. Pero lo realmente bueno es estar enamorado. Dar continuidad al primer encuentro, entregarlo todo, se defendió el hombre.
-¿Por cuánto tiempo?, quiso saber Katty. Porque la mayoría de los hombres os enamoráis hoy de una y mañana de otra. El amor os dura bien poco.
-A mi no, de verdad. Vente conmigo y probamos, seguía insistiendo Candenauer.
-”Vente conmigo”. ¿Te das cuenta? Primero tienes que llevártela a la cama y después, ya veremos, subrayó Olivia. Tú eres como todos. Mucho amor y mucha palabrería hasta conseguir el objetivo, y luego, si te vi no me acuerdo.
-No, no... Yo me enamoro de verdad, aseguraba. Sois vosotras las que me dejáis. Me dejó mi mujer y me dejaron las dos novias que tuve después de ella.
-Por lo majo que eras, ¡jaja! enfatizó irónica Emi.
-Pues sí, soy muy majo. Atento, cariñoso y servicial, se definió el caballero con la mirada fija en Katty, su claro objeto de deseo.
-Me temo que no vas a convencerme, Candenauer. Cuestión de química, añadió ésta.
La conversación continuó hasta bien entrada la madrugada. Y todas las integrantes del grupo femenino, salvo Wynie, dejaron claro un deseo común: encontrar el amor. Un amor de verdad, sincero y duradero. Dispuestas estaban a sobreponerse a los fracasos del pasado y volverlo a intentar. Anhelaban compartir sus días y sus noches con la misma persona. Un ser al que no le exigían demasiados requisitos. Básicamente, cariño y respeto... ¡Sin olvidar la química, claro!
El amor, el sexo, la atracción... ¿Cual es el secreto para encontrar y mantener una relación duradera? Espero vuestros comentarios al final de este artículo, pinchando en la pestaña "escribir un comentario".
No hay comentarios:
Publicar un comentario