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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


miércoles, 28 de noviembre de 2012

CONVERSACIÓN MASCULINA EN EL MALIGNO

    EL MALIGNO. 04,15 horas de la madrugada. 
    "Yo soy capaz de comérselo a una tía durante una hora"
    Mis amigas Emi Abbott y Wynie Smith, junto a quien escribe estas líneas, fuimos testigos de la siguiente conversación masculina. Intentaré transcribirla tal como la recuerdo y lo más cercana posible a la realidad. Me gustaría, de antemano, disculparme por el tono soez de las palabras usadas, que reproduzco tal como fueron pronunciadas. Pretendo que ABREMELOYA sea un blog literario y creo cierto que la vulgaridad está reñida con la literatura. En este sentido, podría haberlas evitado. No obstante, considero que escribiéndolas de forma exacta ofrezco a los lectores un retrato más real de los personajes y más cercano a la situación vivida. Me permito, asimismo, adornar este diálogo con el mismo dibujo que usé en la conversación femenina que inauguró este blog ¿EL TAMAÑO IMPORTA?  convencida de que ilustra a la perfección la charla masculina que hoy he decidido compartir con los lectores de ABREMELOYA.
                                               
   Los protagonistas, tres hombres de edades comprendidas entre los 35 y los 42. Los conocemos por sus alias: el Atrevido, el Guapo y el Interesante. Del mismo modo, quiero aclarar que estas cosas suceden, así tal como voy a relatarlas, en muy pocos lugares. Pero en el ambiente “open mind” que se respira en El Maligno, un grupo de mujeres  puede escuchar esta discusión de machos. Y más aún: con alusiones directas a ellas conforme las palabras iban calentándose. A partir de ahora, nombraré a los susodichos como A (el Atrevido); I (el Interesante); y G (el Guapo).
A.- Yo soy capaz de comerle en coño a una tía durante una hora.
I.-¡Venga ya!
A.-Te lo juro. Y además, me encanta.
I.-No hay tía que soporte eso. ¿Durante una hora? ¡Tú flipas! ¿No serán diez minutos?
A.-De diez minutos nada. Una hora exacta.
I.-No seas chulo. Yo te aseguro que eso es imposible. ¿Una hora seguida dándole a la lengua? (Hace el gesto con su lengua y ríe a carcajadas) ¡Menudas agujetas! No te creo, tío.
   El guapo, que sonreía todo el tiempo, se mantuvo al margen hasta que lo metieron directamente en el ajo. Guapo, ¿tú me crees, o no?, le preguntó el Atrevido.
G.- No, no te creo.
A.- ¡Vaya hombre! ¡Otro listo!
G.- Mira, a ninguna tía le gusta que le coman el coño durante una hora seguida. Cuando llevan un ratillo ya te están pidiendo que se la metas. Si están muy cachondas lo que quieren es tener una buena polla dentro.
I.-Estás en lo cierto. Lo que ocurre es que éste -señala al Atrevido con el gesto- será impotente y tiene que ejercitarse mucho con la lengua. De todas formas, miente. No me lo creo ni aunque lo vea.
A.-¿Qué te apuestas? Aquí tenemos tres mujeres hermosas, dijo señalándonos con un gesto soez. ¿No os gustaría, chicas? ¿Qué decís vosotras?
Ellas, al unísono: ¡Ja, ja, ja! ¿Una hora? ¡Qué perezón!
A.-Eso os gusta a todas las tías. Vamos. No os hagáis las estrechas. La oferta está en pie para cualquiera de las tres. ¿No os atrevéis?
Ellas: ¡Ja, ja, ja!
Emi: ¡Que horror, tener a un hombre ahí abajo durante una hora!
Wynie: Eso depende del individuo. Si lo hiciera bien, ¡menudo lujo!
A.- Yo lo hago perfecto. Mira, la retó mientras movía su lengua al uso, intentando que ella se congraciara con sus artes en la materia. Vente conmigo y te aseguro que nadie te habrá hecho nunca tan feliz.
Wynie: ¿Qué dices? Además, tú no me pones.
G, sentado a su lado: Y yo, ¿te pongo? Lo hago bien todo y me dejo guiar. Tú pides y yo trabajo. Cuando estoy con una mujer, lo que más me gusta es verla gozar.
A.- Y a mi, por eso me gusta tanto comerlo. ¡Una hora, chicas! ¿Os lo imagináis?
Emi: No, ni quiero.
Wynie: Generalmente, los que habláis mucho hacéis poco.
I.-Y éste (mirando a el Atrevido), es como esos tipos a los que te refieres. Te lo digo yo, que lo conozco hace muchos años.
A.- (Dirigiéndose a las tres mujeres). Entonces, ¿que? ¿No hay ninguna voluntaria?
Wynie: Yo tengo poca fe y menos tiempo, así que me despido.
    En esos momentos se levantó, salió de la habitación azul al pasillo y se dispuso a recoger el abrigo que estaba colgado en un perchero de pared. El guapo la siguió y la invitó a dormir en su casa. Ella se negó con un gesto de cabeza y un “tal vez otro día”, apenas audible. Mientras se ponía el abrigo salieron sus amigas seguidas por el Atrevido y el Interesante. Ellas abandonaron juntas el local y los dejaron en la barra pidiendo otra copa y buscando nueva compañía femenina. Ya había amanecido y el reloj marcaba las 07,30 horas de uno de los últimos días laborables del año.
     Os animo a todos, hombres y mujeres, a que hagáis comentarios. ¿Alguien se cree a El Atrevido, o nos encontramos ante un farolero?
                                                                               RoCastrillo

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