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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


miércoles, 2 de enero de 2013

LA PRESUNTA IMPLICADA

"Las mujeres que vuelven locos a los hombres son las que les dan calabazas"
    Los dos amigos de El de 28 que irrumpieron aquella noche en la reunión femenina de la casa de Olivia eran valencianos, como él, y habían venido a pasar unas cortas vacaciones a Madrid LAS AMIGAS Y LOS HOMBRES. Uno de ellos era alto y fornido, aunque no muy guapo, y se comportaba de modo tímido. El otro era moreno y bajo, de rostro simpático y carácter abierto y participativo. Se prestó a poner música y a ayudar a Olivia a servir las copas.
    OliviaEl de 28 y Wynie no habían estado juntos desde antes de que la TENTADORA OFERTA del joven a esta última rompiera la relación de las amigas AMIGAS, HOMBRES Y CELOS. Entre los tres existían sombras que esperaban ansiosas la llegada de la luz. Cuando El de 28 entró con sus amigos en el salón saludó a Olivia en primer lugar y después, a Emi. Solo tras hacer las presentaciones oportunas se dirigió a Wynie.
                              
    -Te he dejado aposta para el final, le susurró al oído instantes antes de acercar la boca a la suya para consumar un beso que ella rechazó airada.
    -Déjate de tonterías y no te acerques a mi. No quiero más problemas con Olivia y, mucho menos, por un tipo que ni siquiera me pone.
     -No me creo que no te guste..
    -¿Y a mi que me importa lo que tú creas, vanidoso? Lo único que te exijo es que mantengas tus manazas lejos de mi cuerpo.
      -Yo no te exijo nada. Ven aquí, Olivia, por favor, llamó a la anfitriona.
     -Lo que deseo es hacer un trío con vosotras dos, espetó a las amigas al tiempo que cogía a cada una con un brazo y las acercaba a su cuerpo.
      Ambas mujeres se zafaron del abrazo del pretendido seductor y rieron al unísono.
    -¡Ni lo sueñes!, exclamó Olivia. Ni con las, ni con ninguna de nosotras por separado. No pienso volver a la cama contigo. Y ella tampoco lo hará, ¿a que no, Wynie?
     -No lo hice en el pasado y no tengo la intención de hacerlo en el futuro, ya lo sabes. Por mi, que espere sentado en un sofá bien cómodo, expresó esta en tono irónico dirigiendo su gesto a El de 28.
    -Es broma chicas, respondió el aludido. Además, ahora no puedo tener sexo con nadie que no se ella, especificó en un tono claramente melancólico.
    -¿Y quién es ella, si se puede saber?, inquirió Wynie.
    -La presunta implicada, respondieron a dúo Olivia y El de 28.
      A partir de ese momento, las penas de amor del susodicho monopolizaron la reunión.
     -La presunta implicada en mi desgracia, en mi desasosiego y en mi tristeza, lamentó en un volumen lo suficientemente alto como para que todo el grupo se dispusiera a escucharlo
     -No duermo bien desde que me echó de su cama, su ausencia me produce escalofríos y no puedo besar una boca que no sea la suya. Estoy enamorado de ella y no soporto su ausencia. No contesta a mis llamadas ni a mis mensajes, sé que me ha utilizado y la sigo queriendo, prosiguió con voz grave y apesadumbrada ante los rostros contrariados de los otros dos hombres. .
     -Olvídate de ella de una vez, paisano. ¿Cómo se te ocurre sufrir por una que te ha dejado teniendo aquí a tres mujeres como tres soles, espetó el amigo moreno y bajo.
    -Psss... sois todos iguales, contestó Wynie. Las mujeres que vuelven locos a los hombres son las que les dan calabazas. Mientras más os maltraten, más os gustan, apuntó. Aquí tienes un ejemplo claro. Olivia se ha desvivido por tu amigo desde que se conocieron y él, lejos de responder a tantas consideraciones, tiene la caradura de confesar delante suya que está enamorado de otra mujer y explicar con pelos y señales todo lo que sufre por ella. Me parece fata, que conste, enfatizó fijando en El de 28 su rostro desafiante.
    -No importa, Wynie. Somos amigos y a los amigos hay que escucharlos, consolarlos y ayudarlos...
       -Si eso es lo que sientes, nada que objetar, respondió la aludida.
      -Yo si tengo alto que objetar, saltó Emi. No pienso perder ni un minuto más de esta noche escuchando las penas de un tipo que está sobreactuando con intenciones en las que no quiero ni pensar y, para más inri, me cae mal. Así que, por mi parte, me voy a El Maligno, aprovechando que está aquí cerca, anunció decidida.
      -Yo te acompaño, la secundó Wynie.
     -Será mejor que nos vayamos todos, corroboró Olivia. El ambiente se está enrareciendo, observó.
      El grupo asintió. Olivia telefoneó a M., el dueño del club privado, para solicitar el pertinente permiso de entrada. Y la noche siguió, larga, traviesa y aventurera...

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