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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


jueves, 7 de junio de 2012

CUATRO HOMBRES

     Un brindis femenino por cuatro hombres
    En el momento en que supo que El Polaco había recibido una cuantiosa herencia, Wynie Smith salió corriendo de su casa para comprar una botella de cava. Se consideraba una anfitriona perfecta y, además, la ocasión lo merecía. Se cerraba el círculo de la felicidad de su íntima Emi Abbott, que ahora podría contar con la compañía de su fogoso amante cada vez que se le antojara. Al menos, así se lo había prometido el hombre que, superados los 60 y con una cuenta en dólares bien surtida, había decidido abandonar todas sus obligaciones laborales y dedicarse en cuerpo y alma a complacer a su amada. Emi era el último tren de su vida y no estaba dispuesto a dejarlo escapar.
-No te molestes en traer el cava. Podemos brindar con agua, o con café, indicó Emi.
-De eso nada, le contestó Wynie instantes antes de salir. Que tu amante se vuelva millonario de repente y te prometa dedicación exclusiva y a tu antojo merece un gran brindis en condiciones óptimas. No tardo ni cinco minutos, aseguró al dejar el salón y encaminar sus pasos a la salida de la vivienda.
    Ya de vuelta, y mientras sacaba con cuidado las finas copas de champán, Olivia ironizaba sobre la nueva condición del novio, amante o compañero de Emi.
-No te preocupes por las copas, Wynie. Si se rompen, que te compre El Polaco una cristalería de Bohemia, jajaja!!!
-¿A mi? Sería a Emi, en todo caso.
-Bueno, tú eres su íntima y él sabe que las reuniones sociales las hacemos en tu casa. Que se tire el rollo, jajaja!!!
-No celebréis la noticia con tanto aspaviento, chicas. Del asunto de la herencia me he enterado por teléfono y lo que me ha dicho sobre su dedicación completa y a mi antojo, lo creeré cuando me lo demuestre. Quiero que sepáis que hemos estado hablando casi una hora y no me ha preguntado cuando me venía bien que nos viésemos, argumentó Emi
¿En serio que has estado una hora hablando con él y no te ha preguntado cuándo te gustaría que viniese?, intervino Katty.
-Y tan en serio. Él es así. Dice una cosa y a los cinco minutos la olvida. Debe ser la edad.
-De eso nada, terció Olivia. A mi El de 28, que tiene 28 -reiteró riendo- me dice que me quiere constantemente, y al minuto empieza a hablarme de todas las tías con las que se acuesta. No entiendo muy bien qué forma de querer es esa. Los hombres son egoístas sin remedio. Te quieren a su manera y como nunca se ponen en tu piel, no perciben el daño que te hacen.
-Escúchame bien, Olivia: no quiero volver a verte sufriendo por El de 28. No te lo quitas de la cabeza. Te estás enamorando de él otra vez, espetó Emi en tono recriminatorio.
-Te equivocas, contestó la aludida. Hago cada día ejercicios mentales para que no me ocurra y te aseguro que dan resultado. Nunca pienso en él como mi novio o mi pareja. Es un amigo que me visita con frecuencia. Si encarta nos metemos en la cama y si no, pues no, aseguró.
-Jajaja!!! Eso me suena de algo, dijo Katty riendo.
-Ya. A mi querida Wynie, aclaró Emi. A la que dice que los sentimientos se dominan y que no se enamora porque no le da la gana. Pero cuando su hijo sale de casa le falta tiempo para quedar con El Tuitero. Por supuesto que no es su novio, ni está enamorada. Es un amigo que pasaba por ahí, expresó con retintín. Como Ése. ¿verdad cariño?
Ése es el pasado. Ni lo nombres, indicó la aludida con gesto contrariado.
-Es el pasado porque no lo ves, lo mismo que me ocurre a mi con El Belga, aseguró Katty. El día que te lo encuentres, ya me contarás si es el pasado, o si ha vuelto al presente y estás en tu casa con él, jugando al borrón y cuenta nueva, como me pasaría a mi con El Belga y le ocurre a Olivia con El de 28.
-No seas aguafiestas, Katty, arguyó la aludida. Yo no siento por El de 28, lo mismo que antes, y vosotras habéis olvidado a El Belga y a Ése, vuestros cínicos amantes casados, especificó riendo. Tú te has encontrado a El Musculoso, y Wynie, a El Tuitero. ¿o no? Ellos son vuestros hombres. 
-Cuatro hombres. Ahora cada una tiene el suyo, agregó Emi recalcando esta última frase. Brindemos por ellos, ¡a ver cuánto nos duran!, exclamó riendo.
-Si eso es lo que quieres, contestó Katty sin mucho convencimiento.
-Me apunto al brindis, pero no quiero saber nada de amoríos. Me limito a vivir el presente y a disfrutar de lo que tengo. Porque lo que tengo es, en los momentos en que lo disfruto, lo mejor que puede pasarme, concluyó Wynie. En este caso, aparentemente convencida... 

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