LA JUGOSA CONVERSACIÓN TELEFÓNICA DE OLIVIA N. Y WYNIE SMITH
Minutos después de que el elegante se marchara de su cama y de su casa, Olivia N. telefoneó a Wynie
Smith.
-Acaba de irse y no dejo de pensar en él. Siento mariposas en el estómago y chiribitas por ahí
abajo..., confesó a su amiga.
-Pues mal asunto, reina. ¿Quieres decirme que estás a punto de enamorarte? O peor aún. ¿Te has enamorado ya?
Vamos, Olivia, que eso no puede pasarnos a mujeres como nosotras.
-Pasa cuando tiene que pasar. A mi y a cualquiera. Incluso a ti. ¿O qué te crees, que estás hecha de una
materia especial, Wynie?
-No estábamos hablando de mi, sino de ti, Olivia. No puedes enamorarte de el elegante. Tiene novia
y además, está a punto de convertirse en socio de tu ex. Date una ducha y bórralo de tu cuerpo, de tu mente y de tu vida. No te compliques más la existencia ni cargues con
problemas distintos a los que ya acarreas. No puedo creerme que el elegante te ponga más que el de 28.
-No, más no. El de 28 es único. Su polla está hecha a mi medida, ya te lo he dicho.
-Ja, ja. Me alegro. Ese chico me gusta para ti.
-Sí, pero nuestra amiga Emi me estropeó la historia. Ya lo sabes.
-A mi me hizo algo parecido con el profe. También lo sabes tú, indicó Wynie.
-Por supuesto. Y hablando de todo un poco. ¿Qué tal con el rubio? ¿Sigue aún en tu casa?
-Sí. Está durmiendo.
-¿Y cómo se lo ha hecho? ¿Ha ido bien? No me has contado nada.
-Todavía no me has dejado, darling.
-Pues venga. Desembucha, le pidió Olivia.
-Es encantador, divertido y muy simpático, afirmó Wynie.
-No me refería a su forma de ser, sino a sus artes amatorias, especificó.
-Es joven y está un poco verde. Con la lengua no es muy experto, por citar una cuestión que para mi es
importante.
-Ya lo sé. Y la polla, ¿cómo la tiene?, inquirió Olivia.
-Grande pero rara. No es un amante diez, si es eso lo que quieres saber.
-No lo he captado bien. Tendrás que explicarme qué quiere decir grande pero rara.
-Lo que has escuchado. No se trata de un asunto de ciencia infusa. Veamos: el significado de grande está
claro. Y rara, en este caso concreto, se refiere a torcida o ladeada, aclaró Wynie al tiempo que Olivia, al otro lado del aparato, escuchaba una sonora carcajada.
-¡Ja, ja! Ahora sí. A mi me ocurrió una vez algo parecido. Me fui con un tipo que tenía la polla torcida,
lo cual implicaba que él sentía el placer en posturas distintas a las que necesitaba yo.
-Entonces, sabes de lo que te hablo, ¿verdad? Las diversas maneras en las que el rubio me ha penetrado esta
madrugada no me han resultado completamente satisfactorias. Y unido a que con la lengua no anda muy ducho, digamos que...
-No piensas repetir con él. Te conozco y no te gusta perder el tiempo, puntualizó Olivia.
En ese momento sonó su móvil.
-Wynie, Wynie! Luego te vuelvo a llamar, ¿vale? Es él, el de 28, informó a su amiga en
tono eufórico antes de colgar.
Wynie pasó el resto del sábado encamada con el rubio. Aunque no se trataba de un amante
10, le caía muy bien y se sentía a gusto a su lado. Eran más de las 8 de la tarde cuando el chico se despidió. Empezaba a las 9 su turno de trabajo como crupier en el Gran Casino de Madrid.
Olivia volvió a llamarla, excitadísima porque había quedado esa misma noche a cenar con el de 28. También habló con Emi y Katty, que no pensaban salir. Ella tampoco había planeado hacerlo. Se
dispuso a cambiar las sábanas de la cama y a recoger la casa antes de entregarse a la lectura o al sueño. El sonido del teléfono interrumpió su quehacer. Descolgó el aparato y escuchó la
voz del profesor de Matemáticas al otro lado del hilo...
RoCastrillo
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