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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


lunes, 9 de julio de 2012

LA INTRUSA

    La tumbó en el suelo, recorrió su vientre con la lengua y...
    El de 28 se despidió de Olivia sin darse cuenta de que había dejado abierta su sesión del Facebook en el ordenador portátil que reposaba sobre la mesa del salón. Cuando ella se percató del descuido cayó en la tentación de inmiscuirse en el terreno privado del hombre que amaba y comprobó que no era la única mujer que ocupaba su corazón. Según pudo constatar en los mensajes del chat, había conocido en una estación de cercanías a una dama argentina casada con un acaudalado hombre de negocios, que residía con su marido en Canarias y viajaba de vez en cuando a la capital para emprender nuevas aventuras que aliviaran la rutina de su vida conyugal. Olivia, el ansia del amor imposible
                                     
      La argentina lo había convertido en su amante y lo citaba en el mismo hotel discreto y elegante que usaba como hogar durante las temporadas en que pernoctaba en la ciudad. Y cuando no estaban juntos sostenían conversaciones ardientes y disfrutaban del sexo vía digital. Ofuscada, Olivia leyó perlas como las que siguen:
-Argentina: Dame tu pistola que le voy a sacar brillo.
-El de 28: Toda para ti, argentinita de mi vida. Cómetela entera.
-Argentina: Qué rica. Te la voy a dejar más afilada que un lápiz.
-El de 28: Sácate las tetas, que te las chupo enteras.
    Una lista de mensajes similares ocupaba varias pantallas, pero Olivia no quiso seguir leyendo. Apagó el ordenador y se disponía a salir de casa cuando llamaron al timbre. Era El de 28, que había reparado en el despiste y se inventó una excusa para volver, con el propósito ineludible de cerrar su página de Facebook. Ella lo recibió sin poder evitar que la ira enrojeciera sus mejillas y una mirada mezcla de asco y desprecio inundara sus ojos negros. Retiró su cara cuando él fue a besarla y le preguntó con desdén:
-¿Se puede saber qué quieres ahora?
-¿Por qué estás tan borde y te alejas cuando voy a besarte?
-Que te bese tu argentinita y te saque todo el brillo que necesites. Adiós.
-No te enfades, Olivia, te lo ruego. Ha sido una torpeza dejar eso abierto... Solo te quiero a ti, te lo juro.
-Déjame en paz. Vete y olvídame, que yo intentaré hacer lo mismo. Sacarte de mi vida, eso es lo único que quiero, ¿te enteras?
    El de 28 no se enteró. Más bien al contrario: se abalanzó hacia ella, la estrechó entre sus brazos y la besó con esa pasión que lo hacía único. Olivia no fue capaz de resistirse a sus caricias y permitió que le desabrochara la camisa, le quitara el sujetador y lamiera sus pezones prominentes. La tumbó en el suelo, recorrió su vientre con la lengua y paseó los labios por toda la superficie de su acuosa intimidad. Abrió sus piernas y la penetró con fuerza mientras le pedía que le dijera que no había en su vida nadie que la hiciera gozar como él. Ella enmudeció, cerró los ojos y se dejó llevar por la potencia turbadora del deseo irresistible. Cada poro de su piel palpitaba al sentir los besos profundos de sus labios carnosos, el juego de caricias que dibujaban las manos grandes en sus muslos prietos y el calor que desprendía la antorcha ardiente del amor balanceándose en su interior.
    El ruido de la puerta de su casa al cerrarse rompió el encantamiento. Olivia sintió que estaba volando y aterrizaba en el suelo de madera justo cuando El de 28 la besaba con ternura y salía de la estancia y de la casa.
    Aún temblando, se levantó, se dirigió a la cocina y bebió un gran vaso de agua. Suspiró hondo y se miró al espejo. En voz alta, se prometió a sí misma no volver a sufrir por él. Recordó las palabras de su amiga Wynie “otro vendrá que su hueco ocupará” y se recreó en el pensamiento de que esa opción fuera posible. Se tumbó en el sofá y se quedó dormida, ignorante de que ese otro iba a llegar a su vida mucho antes de lo que hubiera podido soñar...

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